
Al mismo tiempo que el tema de las denuncias falsas va ganando terreno en las mesas de debate, otra problemática que también comienza a aflorar es la que tiene que ver cómo afecta esta situación en los menores. Sobre todo, cuando los chicos se convierten en un botín de guerra de un divorcio conflictivo.
Sobre este tema hablamos en el Living de NewsDigitales con María Rosa Ortega, titular de “Infancia Compartida”, la organización civil sin fines de lucro que promueve el derecho de niñas, niños y adolescentes a crecer con ambos progenitores y su red afectiva extensa (madres, padres, abuelas, tíos), de manera libre y sin interferencias ni obstrucciones vinculares injustificadas.
En su entrevista con NewsDigitales, Ortega cuenta que el primer paso en este sentido se da con las denuncias o acusaciones falsas hacia alguno de los progenitores por parte del otro. “A partir de los divorcios controvertidos se genera un lugar para los chicos en los que quedan en esa batalla campal entre adultos. Las falsas acusaciones y las falsas denuncias son como el estandarte en los divorcios controvertidos".
A partir de ahí se produce la obstrucción de vínculos –de una manera– casi legal. "Ya que una falsa acusación ingresa al juzgado y la Justicia actúa automáticamente con una medida perimetral hasta que investiga al acusado. El tema es que hablamos de años y años de impedimento sin causa fundada", aseguró Orterga. .
Pero, ¿cómo afecta a los chicos? “La afectación es terrible. Cuando se realiza una acusación o denuncia falsa, a los chicos o al progenitor que recibe el patrullero en la puerta de su casa con una perimetral, se les viene el mundo mundo abajo. Es como una piña en la cara. La desorientación en los chicos es total. Y al mismo tiempo, comienza una propaganda negativa hacia el otro padre. Lo que nosotros llamamos alienación parental, manipulación del apego, conflicto de lealtades".
Para maría Rosa, se trata de una situación multicausal. "Todo se inicia con una falsa denuncia, pero después aparece la manipulación sobre el menor para que sea él quien rechace el vínculo posteriormente. Pero también toda la información transgeneracional que va recibiendo el menor se borra por completo. Ese niño no va a ser quién tendría que haber sido, porque todo ese linaje paterno o materno queda amputado, y esta amputación tiene su correlato en la salud mental. Por estas situaciones se habla de ‘huérfanos de padres vivos’.
Por último, Ortega se refirió al poder Judicial. En este sentido, señaló: (esperamos) que “el poder Judicial actúe con celeridad y bajo la perspectiva de infancia. En los juzgados tiene que primar la perspectiva de infancia porque si prima otro tipo de perspectiva de género, como la que primó en el Caso Ghisone, sabemos que termina condicionando el resto de la vida de los menores involucrados”.