El buzo argentino Juan Cruz Zanaboni se encuentra en estado crítico luego de sufrir un accidente mientras practicaba apnea de profundidad en Bahamas. La emergencia ocurrió cuando, tras una inmersión, no logró salir a la superficie a tiempo y fue rescatado inconsciente bajo el agua.
Actualmente está intubado, sedado y con asistencia mecánica en un hospital local. Sus pulmones resultaron severamente comprometidos y los médicos detectaron presión cerebral elevada, lo que mantiene en vilo a su entorno por el riesgo de daño neurológico. El hospital bahameño donde permanece internado no cuenta con ECMO (Oxigenación por Membrana Extracorpórea) ni con la infraestructura adecuada para tratar un cuadro tan complejo. La prioridad es estabilizarlo para que pueda ser trasladado en avión sanitario a Estados Unidos lo antes posible.

Juan Cruz Zanaboni lucha por su vida.
La Oxigenación por Membrana Extracorpórea es una tecnología médica avanzada que funciona como un pulmón y corazón artificial externos a partir de la cual se extrae la sangre del paciente mediante cánulas, pasa por una máquina que la oxigena y elimina el dióxido de carbono para luego bombearla de nuevo al cuerpo ya “purificada”, permitiendo que el corazón y los pulmones descansen mientras se recuperan. Es un recurso que se utiliza solo en casos extremos, como fallas pulmonares graves, trasplantes o situaciones de hipoxia profunda. En el caso de Juan Cruz, el ECMO permitiría suplir la función de sus pulmones dañados y darle tiempo a su organismo para recuperarse.
La familia de Juan Cruz busca trasladarlo de urgencia a un hospital de alta complejidad en Miami, donde podría acceder a tratamientos especializados, entre ellos el uso de un equipo ECMO. Sin embargo, el costo del traslado en avión sanitario y la atención inicial supera los 200.000 dólares, cifra que los llevó a organizar una colecta solidaria.
¿Qué es la apnea de profundidad?
La apnea, también conocida como buceo libre, es una disciplina en la que el buzo desciende a grandes profundidades conteniendo la respiración, sin tanque de oxígeno. Aunque parece simple, somete al cuerpo a condiciones extremas:
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Presión atmosférica: por cada 10 metros de profundidad, la presión aumenta una atmósfera. Esto comprime los pulmones y órganos, obligando al cuerpo a adaptarse. Esto significa que a medida que un buzo desciende, sus pulmones y cavidades llenas de aire (como el oído medio o los senos nasales) se comprimen. Para soportarlo, el cuerpo necesita adaptaciones constantes. En apnea, el desafío es mayor, porque el buzo debe lidiar con la presión y al mismo tiempo con el consumo de la única bocanada de aire que tomó antes de sumergirse.
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Hipoxia: al descender, el oxígeno almacenado en los pulmones y la sangre comienza a consumirse. Al ascender demasiado rápido, puede producirse una caída brusca de oxígeno que lleva a la pérdida de conocimiento.
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Samba y blackout: son dos riesgos típicos. El primero es una pérdida momentánea de control muscular; el segundo, una descompensación que provoca desmayo bajo el agua, como ocurrió en el caso de Juan Cruz.
Si bien la apnea es practicada como deporte y cuenta con récords mundiales que superan los 200 metros de profundidad, también es una de las actividades acuáticas más peligrosas. Incluso con experiencia y preparación, el cuerpo puede fallar en cuestión de segundos.
La urgencia de su traslado
Los médicos coinciden en que el hospital bahameño no cuenta con los recursos necesarios para tratar un cuadro de esta complejidad. La prioridad es estabilizarlo lo suficiente para poder volar a Miami, donde hay equipos médicos entrenados para manejar casos de hipoxia cerebral y falla pulmonar con asistencia ECMO. La familia de Zanaboni, mientras tanto, impulsa una campaña solidaria para reunir los fondos que permitan salvarle la vida. Cada aporte, remarcan, puede marcar la diferencia en las próximas horas, que resultan decisivas.