
La vestimenta, creada en colaboración con Lotto, parecía a simple vista una camiseta corriente, con el escudo del club y un diseño morado en el pecho y los hombros.
Sin embargo, tras unos partidos del equipo donde brillaba Gabriel Batistuta, las quejas de los hinchas y los análisis en medios especializados revelaron una problemática oculta en el patrón gráfico.
Tras jugar solo cuatro partidos en esa camiseta, se empezaron a detectar detalles que recordaban, de forma involuntaria, a la esvástica, símbolo nazi ampliamente repudiado.
La imagen fue encontrada en la superposición de líneas y patrones geométricos del diseño, que, desde una perspectiva particular, parecía formar esa figura. La indignación creció entre los hinchas, que alertaron a la prensa y a la federación.
A través de un comunicado, en ese entonces, el club y la marca afirmaron que “La posible percepción de una esvástica en el diseño de las camisetas fue una casualidad absoluta. El efecto óptico es fortuito y no refleja ninguna intención ideológica”.
Admitieron que el patrón fue creado con una lógica estético-moderna, siguiendo tendencias gráficas de la época, sin ninguna intención de promover ideologías aberrantes. La respuesta fue rápida: las camisetas fueron retiradas, destruidas y reemplazadas por versiones sencillas, blancas con detalles en morado