07/09/2025 - Edición Nº943

Internacionales

Riqueza y poder mundial

Las dinastías que eclipsan a los magnates: ¿cuál es su verdadero poder?

04/09/2025 | Tradición, inversiones y geopolítica se mezclan en clanes que superan a magnates.



Cuando se piensa en fortunas inmensas, la imagen suele estar asociada a magnates tecnológicos, banqueros o empresarios de la moda. Sin embargo, más allá de los multimillonarios individuales, existen familias enteras que controlan riquezas superiores a las de muchas corporaciones y Estados. Se trata de dinastías que, a través de generaciones, han logrado preservar su poder económico y expandirlo en nuevos escenarios globales.

El secreto de estas familias no está solo en la herencia. La clave ha sido la capacidad de diversificar: invierten en energía, bienes raíces, tecnología, banca, telecomunicaciones y hasta en deportes. Muchas de ellas manejan fondos soberanos o compañías estatales estratégicas que aseguran ingresos colosales y, al mismo tiempo, les permiten influir en decisiones políticas internacionales.

En países del Golfo Pérsico, por ejemplo, la riqueza de las casas reales proviene de los hidrocarburos, pero en las últimas décadas destinaron miles de millones a proyectos de infraestructura, turismo y energías renovables. Con ello buscan garantizar el futuro de sus economías más allá del petróleo. Algo similar sucede en Asia, donde dinastías históricas han consolidado conglomerados industriales que son motores de exportación y empleo.

Estas familias no solo marcan la agenda financiera: también proyectan poder cultural. A través de fundaciones, museos, patrocinios deportivos y universidades, ejercen una influencia que trasciende las fronteras de sus países. Su imagen pública combina tradición y modernidad, con la corona y el apellido como símbolos de legitimidad, pero también con la gestión de activos que rivalizan con las mayores multinacionales del planeta.

Entre las más poderosas del mundo se destacan:

  • La Casa de Saud (Arabia Saudita): con una fortuna cercana al billón y medio de dólares, domina el negocio del petróleo y maneja uno de los fondos de inversión más grandes del mundo.


El rey Salman bin Abdulaziz Al Saud junto a su hijo, el príncipe heredero Mohammed bin Salman, artífice del plan Visión 2030 que busca modernizar Arabia Saudita.
  • La familia Al Sabah (Kuwait): controla cientos de miles de millones a través de un fondo soberano pionero en inversiones globales.


El emir Mishal Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah, en el poder desde 2023, lidera Kuwait con amplias atribuciones pese a la existencia de un parlamento electo.
  • La dinastía Al Thani (Qatar): transformó las ganancias del gas natural en inversiones icónicas como edificios, tiendas de lujo y clubes de fútbol.


El emir Tamim bin Hamad Al Thani, formado en el Reino Unido, lideró la modernización de Qatar con el Mundial 2022 y reformas bajo el plan Visión 2030.

Mohammed bin Zayed Al Nahyan, presidente de Emiratos Árabes Unidos y emir de Abu Dabi, es considerado uno de los líderes más influyentes del mundo árabe por su poder político y visión estratégica.
  • La dinastía Bolkiah (Brunéi): el sultán es dueño de una de las mayores colecciones de autos del mundo y mantiene un estado con altos beneficios sociales financiados por el petróleo.


Brunéi es una monarquía absoluta donde el sultán ejerce control total; en el país de 400 mil habitantes, la educación y la salud son gratuitas gracias a los ingresos petroleros.
  • La Casa Chakri (Tailandia): maneja decenas de miles de millones mediante propiedades en Bangkok y participaciones en grandes conglomerados industriales.


Rama X gobierna Tailandia como rey de una monarquía constitucional desde 2016, tras la muerte de su padre Bhumibol Adulyadej, y es conocido por su estilo de vida controvertido.
  • La familia Windsor (Reino Unido): además de su influencia cultural, controla fortunas ligadas a propiedades históricas, tierras y activos turísticos.


Reino Unido, monarquía constitucional, basa su riqueza en patrimonio histórico y turismo, mientras mantiene una gran influencia cultural con eventos como la coronación de Carlos III.

La paradoja es que, mientras el mundo celebra a los grandes millonarios individuales, son estas dinastías -con siglos de historia en algunos casos- las que concentran un poder real y duradero, capaz de mover los hilos de la economía global y redefinir el mapa de las inversiones internacionales.