
China convirtió la Plaza Tiananmen en el epicentro de una demostración de poder al realizar el desfile militar más grande en décadas, con motivo del 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. El presidente Xi Jinping presidió el acto, acompañado por Vladimir Putin y Kim Jong-un, proyectando la imagen de un bloque alternativo frente a Occidente. El evento fue interpretado por analistas como un mensaje estratégico global.
Durante la jornada se presentaron 11 armas nunca antes vistas en público, un hecho que revela la acelerada modernización de las fuerzas armadas chinas. Por primera vez, Pekín mostró en conjunto su triada nuclear, es decir, la capacidad de lanzar armamento atómico desde tierra, mar y aire. Entre las piezas destacadas estuvo el DF-61, un misil intercontinental móvil de largo alcance, el JL-3 lanzado desde submarinos, y el Jinglei-1, desplegable desde aeronaves.
La exhibición también incluyó una nueva generación de misiles hipersónicos como los YJ-17 y YJ-20, diseñados para evadir los sistemas de defensa antimisiles. Estas armas representan un salto estratégico que pone en entredicho la efectividad de los escudos de EE.UU. y sus aliados, ya que viajan a velocidades que dificultan cualquier interceptación.
En paralelo, Pekín mostró misiles anti-barco de alta precisión, como el DF-17, capaces de impactar portaaviones y flotas en movimiento. Con ello, China busca consolidar su dominio en el Indo-Pacífico, disputando directamente la hegemonía naval de Estados Unidos en una región clave para el comercio y la seguridad global.
Uno de los puntos que más llamó la atención fue la presentación de drones de última generación. Entre ellos destacó el AJX002, un dron submarino de gran tamaño, con posibles capacidades nucleares y de vigilancia oceánica. En el aire, el dron furtivo GJ-11 fue exhibido como símbolo de la apuesta china por la inteligencia artificial aplicada al combate.
También sorprendieron los denominados “robot wolves”, cuadrúpedos autónomos capaces de operar en misiones de reconocimiento o apoyo en combate urbano. Estos dispositivos muestran cómo la estrategia militar china busca integrar robótica y autonomía para reducir riesgos humanos y aumentar la efectividad en escenarios urbanos o de difícil acceso.
El despliegue incluyó el nuevo sistema de armas láser LY-1, diseñado para neutralizar drones y misiles en pleno vuelo. La incorporación de esta tecnología ubica a China entre las pocas potencias capaces de desarrollar armamento basado en energía dirigida, un sector considerado clave para las guerras del futuro.
Además, se presentaron sistemas de microondas y defensas combinadas contra enjambres de drones, un tipo de amenaza que gana protagonismo en los conflictos modernos. Estas capacidades consolidan la supremacía china en el terreno de la guerra electrónica, donde la innovación tecnológica es tan decisiva como la potencia de fuego.
El desfile incluyó los sistemas HQ-20 y HQ-29, diseñados para interceptar misiles de corto y medio alcance, además de objetivos en el espacio cercano. Estas tecnologías colocan a China en competencia directa con los sistemas estadounidenses y europeos, y refuerzan su capacidad de respuesta ante amenazas aéreas.
Los analistas señalan que el HQ-29, en particular, cuenta con características comparables al SM-3 de Estados Unidos, lo que implica que Pekín ya compite en el desarrollo de sistemas antimisiles y antisatélite. Esto se traduce en una mayor capacidad de disuasión estratégica frente a cualquier intento de presión externa.
Para los expertos, la magnitud y el contenido del desfile superaron lo ceremonial. La combinación de armamento nuclear, hipersónico, autónomo y láser fue interpretada como una advertencia estratégica a Washington y sus aliados en Asia y Europa. Xi Jinping remarcó que el mundo enfrenta una disyuntiva entre “paz o guerra”, reforzando la narrativa de que China está lista para defender su soberanía.
El evento también buscó mostrar que Pekín no está solo, al exhibir la presencia de Putin y Kim Jong-un como aliados simbólicos en un momento de crecientes tensiones globales. Este despliegue refuerza la idea de un nuevo eje geopolítico capaz de disputar la hegemonía de Occidente en múltiples frentes.
🇨🇳 China acaba de realizar su mayor exhibición militar en décadas.
— Jesús Osorio (@jesus_osorior) September 4, 2025
Revelaron 11 armas nunca antes vistas en público.
Los analistas militares lo llaman un "mensaje estratégico".
Aquí está el significado real de cada una. 🧵 👇 pic.twitter.com/l5jgzXrCa9
El desfile de 2025 marcó un antes y un después en la proyección militar de China. La exhibición simultánea de su triada nuclear y de armas de próxima generación la posiciona como potencia militar de vanguardia, capaz de rivalizar con Estados Unidos no solo en cantidad, sino en calidad tecnológica.
Con este acto, Pekín no solo reafirmó su poderío, sino que envió una señal inequívoca: está dispuesto a jugar un rol central en la geopolítica del siglo XXI. La combinación de innovación, tradición y estrategia militar convierte al desfile en un hito de disuasión global que reconfigura el equilibrio de poder internacional.