
El presidente Gustavo Petro comenzó su último año legislativo con un golpe político inesperado. La elección de un nuevo magistrado de la Corte Constitucional, que el gobierno colombiano consideraba un terreno seguro, terminó en derrota cuando el Senado respaldó a Carlos Camargo, un candidato conservador. La postulante oficialista, María Patricia Balanta, quedó fuera de la contienda, dejando a la Casa de Nariño con un revés que desnuda la fragilidad de sus mayorías.
Este desenlace expone la debilidad del Ejecutivo en el Congreso en un momento crítico, ya que Petro esperaba consolidar sus reformas estructurales antes de las elecciones de 2026. La derrota no solo tiene un impacto inmediato, sino que también proyecta dudas sobre la capacidad del gobierno de aprobar sus proyectos más ambiciosos en la etapa final de la legislatura.
La llegada de Camargo a la Corte Constitucional no es solo una victoria opositora, sino una señal de que el oficialismo ha perdido capacidad de maniobra. En un tribunal que juega un papel decisivo sobre la validez de las reformas, la presencia de un magistrado conservador puede frenar iniciativas clave en materia de justicia social, salud o economía.
Para Petro, la derrota supone un cambio de escenario: de la posibilidad de contar con un aliado en el alto tribunal, pasó a tener que lidiar con un contrapeso que limitará sus aspiraciones. En términos políticos, el episodio envía un mensaje claro: el Congreso no está dispuesto a alinearse ciegamente con el Ejecutivo.
Desde julio, el nuevo periodo legislativo ha mostrado un Congreso disperso y poco disciplinado. Los partidos de centro han asumido un papel de bisagra, inclinando la balanza según sus conveniencias. En ese contexto, cada votación se transforma en una pulseada, y el Gobierno debe desplegar un esfuerzo adicional para convencer y negociar.
El revés en la Corte Constitucional revela que las alianzas iniciales del petrismo se han erosionado. Lo que en su momento fue un bloque capaz de respaldar cambios de fondo, hoy se ha convertido en una estructura resquebrajada que deja al mandatario sin garantías de apoyo.
Tres grandes proyectos definen el legado que Petro busca dejar: la reforma tributaria, la laboral y la de salud. Sin embargo, la reciente derrota indica que ninguna de ellas cuenta con un camino despejado. La oposición ha encontrado terreno fértil para bloquear, y el margen de negociación se ha vuelto cada vez más estrecho.
El Gobierno, consciente del obstáculo, se verá forzado a adoptar una postura más pragmática. Ceder en algunos puntos podría ser la única manera de lograr que al menos una parte de su agenda llegue a la meta.
La elección de Camargo también tiene implicaciones a largo plazo. La Corte Constitucional es el guardián de los límites del poder, y su composición influye directamente en el alcance de las políticas gubernamentales. Un magistrado con orientación conservadora refuerza el contrapeso frente al Ejecutivo, consolidando una tendencia menos favorable para las transformaciones que Petro promueve.
Esto significa que incluso si las reformas logran superar el filtro del Congreso, podrían encontrar resistencia en la Corte. En la práctica, el oficialismo queda en una posición de vulnerabilidad doble: con dificultades para aprobar en el Legislativo y con un alto tribunal que podría frenar cualquier avance.
El inicio adverso marca un precedente para el último tramo del mandato. A menos de doce meses de entregar el poder, Petro enfrenta un desgaste político evidente que la oposición buscará capitalizar. Cada tropiezo será usado para reforzar la narrativa de un Gobierno debilitado y con escasa capacidad de decisión.
El oficialismo, en cambio, intentará sostener la bandera del cambio, aunque condicionado por una correlación de fuerzas adversa. La habilidad de Petro para reconstruir puentes y negociar marcará la diferencia entre una salida con logros concretos o un final de mandato marcado por la parálisis.
¡Ganó Colombia y la democracia!
— Partido Conservador (@soyconservador) September 3, 2025
La bancada del Partido Conservador en el Senado de la República celebra la elección del Doctor Carlos Camargo Assís, como nuevo Magistrado de la Corte Constitucional. Una decisión democrática que reafirma la independencia y autonomía de las… pic.twitter.com/YyuBNPInqB
El revés en la Corte Constitucional es un recordatorio de que el poder político en Colombia es altamente volátil y dependiente de alianzas. Para Petro, la derrota expone la urgencia de una estrategia de negociación más amplia, donde el pragmatismo pese más que la confrontación.
La probabilidad de que el presidente logre aprobar sus reformas centrales se reduce de forma significativa, quedando en torno al 40% según proyecciones de analistas. Lo que resta de su mandato se perfila como una carrera contra el tiempo, con un Ejecutivo obligado a demostrar que puede transformar sus derrotas en acuerdos sostenibles.