12/09/2025 - Edición Nº948

Internacionales

Duelo en Londres

El emotivo adiós a la duquesa de Kent: su vida más allá del palacio

05/09/2025 | La esposa del príncipe Eduardo dedicó su vida a la música, la enseñanza y la filantropía.



Buckingham Palace anunció con pesar el fallecimiento de Katharine, duquesa de Kent, quien murió pacíficamente el 4 de septiembre a los 92 años en Kensington Palace, rodeada de su familia.

Nacida en 1933 como Katharine Worsley, se casó en 1961 con el príncipe Eduardo, duque de Kent, primo hermano de la reina Isabel II y del actual rey Carlos III. El matrimonio tuvo tres hijos: George Windsor, conde de St. Andrews; Lady Helen Taylor; y Lord Nicholas Windsor, además de diez nietos. Aunque vivió siempre ligada a la realeza, cultivó un estilo de vida reservado, alejada de los focos mediáticos.

En 2002 se retiró de sus deberes oficiales, pero durante décadas fue una figura muy cercana al público británico. En Wimbledon se convirtió en un rostro habitual desde 1969, entregando trofeos a campeones y consolando a quienes perdían finales. Uno de los momentos más recordados ocurrió en 1993, cuando abrazó a la checa Jana Novotná tras su derrota ante Steffi Graf, un gesto que dio la vuelta al mundo.


La duquesa de Kent consuela a Jana Novotná al entregarle el trofeo de subcampeona en Wimbledon, tras su derrota ante la campeona defensora Steffi Graf.

Amante de la música desde joven, estudió en la Universidad de Oxford y eligió compartir esa pasión con los demás. Enseñó en escuelas primarias de Hull bajo el nombre de “Mrs. Kent”, ocultando su identidad real, y en 2004 fundó la organización Future Talent, destinada a apoyar a niños con talento musical provenientes de hogares humildes. Su labor en este campo le valió un profundo reconocimiento como defensora de la educación artística y del acceso igualitario a la cultura.

Su vida también estuvo marcada por un hecho histórico: en 1994 se convirtió al catolicismo, siendo la primera integrante de la familia real en hacerlo desde el siglo XVII. La decisión, tomada por motivos personales de fe, supuso un gesto de independencia que la distinguió dentro de la monarquía británica.


La duquesa Katharine junto a su esposo, el príncipe Eduardo, duque de Kent, con quien se casó en 1961 y tuvo tres hijos.

Discreta, cercana y con un fuerte compromiso social, Katharine será recordada como una de las figuras más humanas y empáticas de la Casa Real, capaz de combinar la tradición con una vida dedicada a la música, la docencia y la filantropía.