
Ezequiel Ingrassia, uno de los protagonistas de la primera temporada argentina de Love is Blind, rompió el silencio luego de haber sido denunciado en la Justicia por una excompañera del reality. En diálogo exclusivo con NewsDigitales, relató cómo la acusación de abuso sexual y violencia de género impactó en su vida personal y profesional.
“Nunca me había sentido tan derrotado en mi vida. Llegué a pensar que no quería despertarme al día siguiente”, confesó sobre los momentos más críticos que atravesó tras la exposición mediática del caso. Ingrassia ingresó al reality de Netflix casi por casualidad: se había anotado para otro programa y terminó en la experiencia conducida por Wanda Nara y Darío Barassi. Allí se casó legalmente con Julieta, con quien estuvo en pareja durante pocos meses.
Después del divorcio, comenzó a vincularse con otra participante, con la que mantuvo -según su versión- un vínculo “sexoafectivo y esporádico”. Tras la ruptura, esa mujer lo denunció por violencia de género y luego por abuso sexual con acceso carnal. “Nunca fuimos pareja, no convivimos ni tuvimos una relación formal. Fue algo ocasional y compartíamos el mismo grupo de amigos”, aclaró.
La primera presentación judicial fue en noviembre de 2023, apenas estrenado el programa. Allí se le impuso una restricción perimetral de dos años. En abril de este año, la denunciante amplió la acusación, esta vez por abuso sexual. “Me enteré de esa denuncia por un tuit de una influencer. Fue un baldazo de agua fría”, recordó. Ante la repercusión, Ezequiel aseguró que se presentó espontáneamente en la fiscalía: “Entregué mi pasaporte, mi celular y me puse a derecho. No tenía nada que esconder”.
Según él, tanto el pedido de detención como de allanamiento fueron rechazados por la Justicia por “falta de pruebas y contradicciones en el relato de la denunciante”. Más allá del proceso judicial, el exparticipante describió las consecuencias emocionales: “La depresión que uno llega a sentir es devastadora. Mi mamá me mandaba mensajes preguntando qué estaba pasando y yo no tenía fuerzas para responder... Antes la gente me pedía fotos en la calle, después empecé a sentir miradas juzgadoras. Me daba vergüenza salir de casa”, relató.
Ingrassia también señaló que sufrió cancelaciones laborales: “Me habían invitado a programas y de repente me bajaron. Me cancelaron gratis, sin haber hecho nada. Lo único que quiero es que se sepa la verdad. No estoy en contra del feminismo ni de las denuncias reales. Pero una mentira de este tipo no solo destruye vidas, también le quita credibilidad a quienes realmente sufren violencia”.