08/09/2025 - Edición Nº944

Internacionales

Enclaves con historia

De Faisanes a Ceuta: los territorios que marcan la política exterior española

06/09/2025 | España conserva enclaves únicos en Europa y África. Su historia y disputas aún pesan en la diplomacia.



Cuando se observan las fronteras de España, aparecen casos que parecen sacados de un mapa antiguo. Desde islas minúsculas compartidas con Francia hasta enclaves africanos reclamados por Marruecos o la eterna disputa por Gibraltar, estos territorios son testigos de guerras, tratados y pactos singulares que todavía influyen en la política exterior del país.

La Isla de los Faisanes: soberanía por turnos

En el río Bidasoa, entre Guipúzcoa y el País Vasco francés, se levanta este islote de 2.000 metros cuadrados sin habitantes permanentes. Fue escenario de la firma del Tratado de los Pirineos en 1659, que puso fin a casi 25 años de guerra entre España y Francia. Para evitar nuevas disputas, ambos países acordaron turnarse la soberanía cada seis meses, un modelo de condominio internacional que se mantiene hasta hoy. Allí no hay civiles, solo visitas ocasionales de autoridades militares o civiles durante los relevos.

Gibraltar: una roca británica en la península

El peñón fue ocupado en 1704 por una escuadra anglo-holandesa durante la Guerra de Sucesión Española. Posteriormente, el Tratado de Utrecht (1713) lo cedió a Gran Bretaña “a perpetuidad”. Desde entonces, España ha intentado recuperarlo sin éxito. Hoy es territorio británico de ultramar, con unos 30.000 habitantes civiles que en referéndums han rechazado cualquier opción de soberanía española. Gibraltar sigue siendo un punto estratégico en el Mediterráneo y un foco de tensión constante en las relaciones entre Madrid y Londres.


El Peñón de Gibraltar, enclave británico en la península Ibérica, sigue siendo foco de tensiones diplomáticas más de tres siglos después de su cesión a Reino Unido.

Ceuta y Melilla: ciudades españolas en África

Ceuta fue conquistada por Portugal en 1415 y pasó a manos españolas en 1668, mientras que Melilla fue ocupada por España en 1497. Ambas son ciudades autónomas, con más de 80.000 habitantes cada una, con parlamentos propios y representación en el Congreso español. Durante siglos funcionaron como plazas militares y comerciales clave en el control del Estrecho de Gibraltar y las rutas hacia el Mediterráneo. Marruecos las reclama como territorios coloniales pendientes de descolonización, algo que España rechaza rotundamente. Estas plazas son también puntos sensibles en la gestión migratoria, con vallas fronterizas que a menudo generan tensiones diplomáticas.

Los peñones y las islas menores

España conserva otras “plazas de soberanía” frente a la costa marroquí:

  • Islas Chafarinas: tres islotes (Congreso, Isabel II y Rey Francisco) ocupados en 1848 por España para evitar que lo hiciera Francia. Hoy solo está habitada la isla Isabel II, donde viven una pequeña guarnición militar y algunos científicos.

  • Peñón de Vélez de la Gomera: unido al continente africano por un istmo de arena, fue tomado por España en 1508 y reconquistado en 1564. Actualmente lo ocupa una guarnición militar.

  • Peñón de Alhucemas: conquistado en 1673, también alberga presencia militar, sin población civil estable.

Estos territorios, aunque diminutos y casi deshabitados, son símbolos de soberanía y control estratégico en el Mediterráneo occidental.

El impacto en la política exterior española

La peculiar geografía de estos enclaves tiene consecuencias diplomáticas claras:

  • Relación con Francia: la Isla de los Faisanes es un ejemplo exitoso de cooperación, donde dos Estados gestionan pacíficamente un espacio común.

  • Con Marruecos: Ceuta, Melilla y las plazas de soberanía son puntos de fricción constante. Cada crisis migratoria suele acompañarse de reclamos diplomáticos de Rabat, que considera ilegítima la presencia española en la zona.

  • Con el Reino Unido: Gibraltar es el mayor contencioso territorial de España en Europa. Aunque el Brexit abrió debates sobre su estatus, los gibraltareños reafirmaron su deseo de seguir bajo la Corona británica, complicando cualquier solución negociada.

  • En la OTAN y la UE: España busca apoyo de sus socios europeos y atlánticos para garantizar la defensa de Ceuta y Melilla, aunque su inclusión formal bajo el paraguas de la Alianza Atlántica no está completamente definida, lo que añade incertidumbre estratégica.

En suma, lo que parecen simples rocas o islotes tienen un peso desproporcionado en la diplomacia española. Son reliquias de un pasado imperial, pero también piezas claves de la seguridad y la identidad nacional en pleno siglo XXI.