06/09/2025 - Edición Nº942

Política

A 95 años

Fuerzas Armadas y el primer golpe a Yrigoyen: ¿qué pasó en 1930?

06/09/2025 | El 6 de septiembre de 1930 las Fuerzas Armadas derrocaron a Hipólito Yrigoyen e inauguraron una era de dictaduras que marcaría al siglo XX.



El 6 de septiembre de 1930 marcó un quiebre en la historia argentina: el inicio de la inestabilidad democrática y el debut de los gobiernos de facto.

Ese día, las Fuerzas Armadas se alzaron contra el Gobierno constitucional de Yrigoyen, dando inicio a la primera dictadura del país. El general José Félix Uriburu asumió en la Casa Rosada con un programa corporativista inspirado en el fascismo europeo, aunque su gestión fracasó rápidamente y dejó paso a Agustín Pedro Justo en 1932.

El golpe no fue un hecho aislado: inauguró una dinámica política que se repetiría durante todo el siglo XX, donde los militares se arrogaron la potestad de “corregir” a la democracia con las armas.

El clima de época estaba atravesado por el ascenso del fascismo en Europa. Benito Mussolini había tomado el poder en Italia en 1922 con la Marcha sobre Roma, y su modelo corporativista influyó en sectores del Ejército argentino. El escritor Leopoldo Lugones fue uno de los intelectuales que abonó la idea con su célebre discurso de “la hora de la espada”, donde pidió que lo militar interviniera en la política.

Durante la breve dictadura de Uriburu, se instauraron prácticas represivas inéditas como la picana eléctrica, inventada por Leopoldo “Polo” Lugones, hijo del escritor. También se intentó forzar un sistema de partido único, pero la resistencia popular y la falta de apoyo político sellaron el fracaso de la experiencia.

Entre los oficiales que participaron estaba un joven Juan Domingo Perón, entonces capitán, que años más tarde reconocería que el golpe fue “un caos espantoso”, pero que también aprendió de ese episodio la importancia de movilizar masas para sostener un cambio político.

El legado del 6 de septiembre fue doble: la instalación del Ejército como actor central de la política y el inicio de un ciclo de golpes que culminaría recién con la última dictadura militar, en 1983. Noventa y cinco años después, aquella fecha resuena en un país que sigue debatiéndose entre democracia, representación y crisis. Si en 1930 la justificación fue “la incapacidad de Yrigoyen” frente al crack del ’29, hoy la excusa suele ser la “incapacidad de la política” frente a la inflación, la pobreza y el desencanto social. Los discursos antipolíticos, la idea de que un líder fuerte puede resolver lo que la democracia no puede y la tentación de usar atajos por fuera de las instituciones siguen presentes.

El golpe del ’30 abrió una herida: la de pensar que los problemas de la Argentina se arreglan con la espada y no con el voto. El desafío del presente es no repetir aquel error, porque cada vez que se intentó reemplazar la democracia, el remedio fue peor que la enfermedad.