
Martín Juez, hijo del senador nacional Luis Juez, no ocultó su enojo luego del ataque a manos del Gordo Dan que sufrió su padre en redes sociales, pero puso por encima de la conducta del agresor, la dignidad con la que el cordobés decidió no contestar.
El hijo del reconocido abogado penalista dijo que a su padre “se lo nota dolido y enojado”, pero elogió que guarde silencio por prudencia. “Con un nivel de dignidad política y de responsabilidad en los tiempos que se viven, eligió no agrandar una crisis que en nada ayuda al país”.
“El daño que le hacen al Presidente, a la coalición y al país mismo con este tipo de conductas no tiene precedentes. Desvían la atención de los debates importantes para reducir todo a agravios personales” dijo Juez hijo en declaraciones a Radio Rivadavia.
En otro tramo de la charla, Martín lamentó el alto grado de agresión que está presente en personalidades cercanas al oficialismo: “No es Juez el problema. El tema es si así, con este nivel de agravio, nos vamos a relacionar entre nosotros como sociedad. Lo que preocupa es la justificación de algunos comunicadores o dirigentes, o el silencio de otros. Eso agrava aún más la situación”.
“No hay justificación para ofender de esa manera, y muestra la gravedad de esta conducta” señaló en relación a los dichos del Gordo Dan sobre su padre, que en la víspera habían recibido también el repudio del jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
El ataque de Daniel Parisini –nombre real del Gordo Dan- generó una ola de apoyos al senador cordobés: “Se comunicaron diputados, senadores, el gobernador y el intendente de Córdoba. Muchos lo hicieron en privado, que es el gesto que más se valora” y agregó que “Del gobierno no hubo comunicación, salvo Karina Milei, que lo llamó en el momento, y Guillermo Francos, que le transmitió a mi padre que lo hacía a pedido del presidente. Más allá de eso, no hubo llamados”.
Hacia el cierre de la nota, el hijo de Juez manifestó: “Podés criticar a Juez por lo que votó o por su postura política, pero lo que no se puede hacer es instalar mentiras para ofender y dañar, mucho menos involucrando a su familia. El problema es la naturalización del agravio como práctica política. Eso es lo que hay que condenar”.
GZ