
En pleno distrito financiero de Londres, bajo Threadneedle Street, se esconde uno de los lugares más enigmáticos y mejor protegidos del planeta: las bóvedas del Banco de Inglaterra. Allí reposan alrededor de 400.000 lingotes de oro, cuyo valor supera los 400 mil millones de dólares. El acceso está asegurado por puertas a prueba de explosivos y un sistema de reconocimiento de voz que restringe al máximo las entradas. Cada lingote pesa 12,4 kilos y se apila cuidadosamente en interminables pasillos metálicos, formando un auténtico laberinto dorado.
Aunque muchos piensan que este tesoro pertenece al Reino Unido, en realidad solo un 6% de las reservas son nacionales. El resto corresponde a gobiernos extranjeros, bancos centrales y organismos internacionales que eligen Londres por su fiabilidad y por la cercanía al mercado de oro más grande del mundo. Entre los países con depósitos se cuentan Alemania, Austria, Suiza y Bélgica, además del Fondo Monetario Internacional y el Banco de Pagos Internacionales.
El papel estratégico de estas bóvedas se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando se convirtieron en refugio del oro europeo frente a la amenaza nazi. Finalizada la contienda, gran parte de los países decidieron no repatriar sus lingotes. La razón fue doble: por un lado, la seguridad probada del banco; por otro, la conveniencia de tener el oro en Londres, lo que facilita transacciones rápidas, préstamos y operaciones internacionales sin necesidad de trasladar físicamente el metal.
En magnitud, este depósito supera al famoso Fort Knox en Estados Unidos, aunque no alcanza a la Reserva Federal de Nueva York, el mayor del mundo. Actualmente allí se custodian más de 507.000 lingotes, equivalentes a unas 6.331 toneladas métricas, mientras que en Londres se estima que hay entre 3.000 y 4.000 toneladas.
Invisible para quienes caminan sobre las calles londinenses, este tesoro subterráneo es mucho más que un secreto nacional: es una pieza clave en la confianza del sistema financiero global, un recordatorio de que los verdaderos cofres de oro ya no están en islas pirata, sino bajo tierra y tras puertas que casi nadie verá abrirse.