
La política francesa entró en un nuevo ciclo de inestabilidad tras la caída del primer ministro François Bayrou, que perdió una moción de confianza con una contundente mayoría en su contra. Con 364 votos negativos y apenas 194 a favor, la Asamblea Nacional dejó en evidencia que el proyecto de Emmanuel Macron no logra sostenerse ni con sus aliados. Este episodio marca la segunda caída de un gobierno en menos de un año, un récord que exhibe la debilidad estructural de su liderazgo.
El detonante fue el ambicioso plan de ajuste que preveía recortes por € 44.000 millones, incluyendo la eliminación de feriados nacionales y el congelamiento de ayudas sociales. La propuesta buscaba frenar un déficit que ya supera el 5% del PIB y una deuda del 114%, pero terminó siendo percibida como una agresión directa a la ciudadanía. Lejos de mostrar capacidad de negociación, Macron avaló un proyecto que no convenció ni a la propia coalición centrista.
La derrota refleja una crisis de gobernabilidad más profunda: Macron insiste en imponer medidas de austeridad sin lograr el respaldo popular ni parlamentario. En lugar de forjar consensos, repite un modelo verticalista que desgasta tanto a su gabinete como a la relación con la sociedad francesa.
La renuncia forzada de Bayrou es también un golpe directo al presidente. Macron ya acumula cuatro primeros ministros en menos de dos años, un signo inequívoco de fragilidad política. Su proyecto centrista, que en 2017 se presentó como un puente entre izquierda y derecha, hoy aparece como una estructura agotada, incapaz de responder a la presión de una oposición fortalecida.
La extrema derecha, liderada por Marine Le Pen, y la izquierda radical, con Jean-Luc Mélenchon, aprovechan cada fisura para posicionarse como alternativas reales de poder. En este contexto, Macron queda atrapado en un Parlamento fragmentado donde ya no tiene margen para imponer su agenda.
🇫🇷 | DATO: Ya han habido 8 gobiernos desde que Emmanuel Macron es presidente de Francia, y se formará un noveno. pic.twitter.com/QHKelY5Fsy
— Alerta News 24 (@AlertaNews24) September 8, 2025
El colapso del gobierno llega en un momento delicado para la economía francesa. Los mercados financieros observan con preocupación la falta de estabilidad, mientras se agravan los problemas de competitividad y se dispara el costo del financiamiento público. Para los ciudadanos, el ajuste propuesto simboliza un gobierno desconectado de la realidad cotidiana y más enfocado en responder a Bruselas que a sus propios votantes.
El malestar social, ya visible en protestas contra el encarecimiento de la vida y la pérdida de derechos laborales, amenaza con reavivar una ola de movilizaciones que podrían paralizar al país, como ocurrió con los chalecos amarillos.
'We are giving Macron two choices. Either he can be impeached or he can resign' says French National Assembly Deputy Mathilde Panot.
— Sky News (@SkyNews) September 8, 2025
She is speaking in Paris after the French Prime Minister Francois Bayrou lost the confidence vote.https://t.co/TC2ROCL7wW
📺 Sky 501 pic.twitter.com/Q59I8fm1eM
La caída del gobierno Bayrou no es un accidente aislado, sino el síntoma de una presidencia que se desmorona. Emmanuel Macron aparece cada vez más como un presidente debilitado, incapaz de sostener gobiernos estables y de articular un rumbo económico que convenza a la sociedad. La oposición gana fuerza y la ciudadanía pierde confianza, mientras Francia se hunde en una espiral de crisis política y financiera.
En definitiva, el derrumbe del gabinete refleja la crisis de liderazgo de Macron, cuyo proyecto ya no parece capaz de garantizar estabilidad ni futuro político para el país.