
El cimbronazo no se limita a los mercados financieros: la economía real también acusa recibo del ajuste. La contracción monetaria, reforzada por la fuerte suba de tasas de interés, impactó de lleno en dos sectores clave para medir el pulso de la actividad: la industria y la construcción.
El índice de producción manufacturera cayó 2,3% en julio respecto de junio, encadenando así dos meses consecutivos en rojo (en junio había retrocedido 1,6%).
La comparación interanual tampoco ofrece alivio: frente a julio de 2024, la baja fue de 1,1%. El dato no es menor: en aquel entonces la industria ya atravesaba una fuerte recesión, con un desplome del 5,5%. Así, el nivel actual es el más bajo de la última década, con excepción de 2020, el año del parate por la pandemia.
Nueve de las dieciséis divisiones manufactureras mostraron retrocesos interanuales. Las caídas más marcadas se dieron en “Alimentos y bebidas” (-3,0%) y “Prendas de vestir, cuero y calzado” (-10,7%). Del otro lado, se destacaron subas en “Otros equipos, aparatos e instrumentos” (+15,9%), “Madera, papel, edición e impresión” (+6,8%) y “Muebles y colchones” (+12,3%).
Las perspectivas tampoco son alentadoras. Según la encuesta de expectativas industriales del INDEC, apenas el 21,8% de las empresas espera una mejora en la demanda interna para el período agosto-octubre, mientras que un 39,3% prevé que se mantenga estable y un 38,9% anticipa una caída.
La visión sobre la capacidad instalada es aún más dura: el 88% de las compañías cree que se sostendrá en el mismo nivel o incluso disminuirá. En otras palabras, ocho de cada diez firmas no imaginan un repunte de la producción en el corto plazo.
En paralelo, la construcción exhibe una tenue recuperación. En julio de 2025, el índice de actividad del sector (ISAC) subió 1,4% interanual, aunque el número se explica en parte porque la base de comparación era muy baja: en julio de 2024 la actividad había retrocedido un 20%.
Si se mira el dato desestacionalizado, el panorama es menos optimista: contra junio, la construcción cayó 1,8%.
Los datos privados tampoco aportan buenas noticias. En agosto, el Índice Construya, que mide la venta de insumos al sector privado, se desplomó 8,6% mensual desestacionalizado y marcó una baja del 5,5% respecto del mismo mes de 2024.
La industria y la construcción, dos sectores intensivos en mano de obra, marcan una señal de alarma. La actividad se estanca, las empresas operan con deudas crecientes y sin perspectivas de mejora, y los trabajadores enfrentan paritarias que no alcanzan a recomponer el poder adquisitivo. El resultado es un círculo vicioso que limita cualquier chance de recuperación en el corto plazo.