
En la antesala del duelo entre Ecuador y Argentina por las Eliminatorias Sudamericanas, el Estadio Monumental Banco Pichincha se erige no solo como escenario, sino como protagonista silencioso. Fundado en 1987 por impulso de Isidro Romero Carbo, este coloso de cemento en Guayaquil no es solo la casa de Barcelona SC: es el corazón simbólico del fútbol ecuatoriano.
Hoy la capacidad de este templo del fútbol es de 59.000 espectadores, aunque cabe recalcar que en su arquitectura inicial fue escenario deportivo para 75.000 e incluso 90.000, la máxima cifra alcanzada en las noches más épicas. Sin ir más lejos, Pelé lo definió como “el estadio más bello del mundo” fuera de Brasil, y esa frase quedó grabada en una placa que aún hoy recibe a los visitantes con reverencia.
El Monumental de Guayaquil también fue sede de la Copa América 1993 donde Argentina salió campeón. El equipo, dirigido por el "Coco" Basile, se alineó con Goycochea, Basualdo, Ruggeri, Borelli y Altamirano en la defensa, mientras que el mediocampo estaba compuesto por Redondo, Simeone, Zapata y Gorosito, más la delantera de Gabriel Batistuta y el Beto Acosta.
En la final disputada frente a México, la Selección repitió el título continental con los recordados goles de Bati, que brilló con dos tantos.
Además, este estadio fue una de las sedes del Mundial Sub-17 en 1995 y de tres finales de Copa Libertadores. Pero su pulso más intenso se siente cuando juega Ecuador. Allí, la Tri se hace fuerte en partidos de Eliminatorias: desde el empate 2-2 en 1989 hasta el 1-1 de 2022, donde Argentina había comenzado ganando con un gol de Julián Alvarez.
El Monumental no es un estadio neutral. Su arquitectura abierta, su cercanía al mar y su clima húmedo generan un entorno que exige adaptación. El césped, muchas veces castigado por lluvias tropicales, se convierte en un factor táctico. Y el público, fervoroso y ruidoso, transforma cada partido en un ritual nacional.
El encuentro de esta noche será el cuarto entre las selecciones de Ecuador y Argentina en este recinto, con un historial favorable para los locales: una victoria y dos empates.
Romper esta racha sería una ocasión ideal para el conjunto de Lionel Scaloni, que no sólo ya se clasificó al Mundial sino que también lo hizo con holgura frente a sus perseguidores.