11/09/2025 - Edición Nº947

Internacionales

Reserva estratégica

El Salvador vuelve al oro tras 30 años: ¿qué busca con esta compra?

10/09/2025 | El país adquirió más de 2 toneladas de oro en 2025, buscando diversificar sus reservas y blindarse frente a la volatilidad económica.



El gobierno de El Salvador sorprendió a los mercados internacionales al anunciar que volvió a comprar oro después de más de tres décadas de inactividad en este rubro. La adquisición, equivalente a 2,3 toneladas, se convirtió en un movimiento estratégico que refleja la intención de diversificar las reservas internacionales del país en un momento de alta incertidumbre económica global.

La noticia fue confirmada por el Banco Central de Reserva (BCR), que explicó que la operación se realizó durante el primer semestre de 2025. El objetivo principal es fortalecer la estabilidad financiera frente a la volatilidad de los mercados internacionales, especialmente tras la arriesgada decisión de adoptar el bitcoin como moneda de curso legal en 2021, una medida que ha generado críticas y dudas sobre la solidez de la política económica salvadoreña.

Oro como refugio financiero

Históricamente, el oro se ha considerado un activo seguro en épocas de crisis. Para El Salvador, la compra representa un intento de equilibrar la exposición a riesgos derivados de activos volátiles, como el bitcoin, que ha mostrado bruscas fluctuaciones en su valor durante los últimos años. Analistas internacionales sostienen que este paso busca transmitir confianza a inversionistas y organismos multilaterales que observan con cautela las políticas financieras del país.

Además, el incremento en las reservas de oro puede servir como respaldo en futuras negociaciones de deuda o en la búsqueda de financiamiento internacional. De esta manera, el gobierno pretende proyectar una imagen de responsabilidad y disciplina en la gestión de sus activos financieros, lo cual podría contribuir a mejorar la percepción de riesgo soberano.

Contexto internacional

La medida se enmarca en una tendencia global donde diversos bancos centrales están aumentando sus compras de oro. Potencias como China, India y Turquía han liderado esta estrategia como parte de un esfuerzo por reducir su dependencia del dólar estadounidense. En América Latina, países como Brasil y México también han fortalecido sus reservas de metales preciosos, lo que confirma un movimiento regional hacia la diversificación.

En este contexto, la decisión salvadoreña parece buscar un equilibrio entre la apuesta innovadora por el bitcoin y la estabilidad que brindan los activos tradicionales. El oro, al ser un bien tangible y de aceptación internacional, aporta un respaldo que contrasta con la volatilidad de las criptomonedas y las presiones derivadas de la dolarización.

Riesgos y desafíos

Sin embargo, la estrategia no está exenta de riesgos. Mantener reservas de oro implica contar con infraestructura segura de almacenamiento y, en algunos casos, recurrir a esquemas de custodia internacional para garantizar su protección. A esto se suma que el precio del oro, si bien es más estable que otros activos, también depende de la dinámica global y de factores externos como las políticas monetarias de grandes economías.

Economistas críticos advierten que la medida podría tener un impacto limitado si no se acompaña de políticas fiscales responsables y de un plan económico integral. Señalan que una compra aislada no cambia de fondo la situación de un país con retos estructurales en materia de crecimiento, inversión y generación de empleo.

Más oro 

El retorno de El Salvador al mercado del oro simboliza una búsqueda de equilibrio entre innovación y prudencia financiera. Tras años marcados por decisiones arriesgadas, como la adopción del bitcoin, el gobierno muestra con esta medida que reconoce la importancia de contar con activos estables que respalden su economía. El movimiento podría fortalecer la imagen del país frente a socios internacionales e inversionistas.

No obstante, el éxito de esta estrategia dependerá de cómo se integre en un plan más amplio de gestión económica. Si queda como un gesto aislado, sus efectos serán reducidos. Pero si se articula con políticas de desarrollo y manejo responsable de las finanzas públicas, El Salvador podrá avanzar hacia una mayor resiliencia económica y credibilidad internacional.