14/09/2025 - Edición Nº950

Internacionales

Crisis judicial

Bolsonaro y las acusaciones judiciales: el análisis del caso

10/09/2025 | El expresidente asegura que el proceso en su contra busca apartarlo de la política y denuncia motivaciones partidarias.



El expresidente brasileño Jair Bolsonaro enfrenta un proceso que él y sus seguidores consideran una persecución política. El juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, emitió un voto en el que solicita su condena por golpe de Estado y otros cuatro delitos. Para el exmandatario, estas acusaciones carecen de sustento jurídico y responden al interés de las élites políticas y judiciales de neutralizar su influencia tras la derrota electoral de 2022.

Bolsonaro ha insistido en que nunca alentó un quiebre institucional, sino que ejerció su derecho a cuestionar un sistema electoral que, según él, mantiene falta de transparencia en las urnas electrónicas. Sus abogados sostienen que el magistrado Moraes ha excedido sus competencias y ha dirigido la investigación con un sesgo manifiesto, lo que convierte este juicio en un capítulo más de la creciente judicialización de la política brasileña.

Los delitos imputados

Moraes pretende procesar al exmandatario por golpe de Estado, asociación criminal, incitación al crimen, intento de abolir el Estado democrático de derecho y uso indebido de medios de comunicación. Para la defensa, estos cargos son desproporcionados y buscan dar un castigo ejemplar para inhibir a quienes critican al poder judicial. En sus palabras, la acusación equivale a criminalizar la oposición política.

De confirmarse, Bolsonaro podría enfrentar inhabilitación política y penas de prisión, un desenlace que sus aliados consideran un intento de apartarlo de la vida pública por medios judiciales. El expresidente ha señalado que esta estrategia amenaza con abrir un precedente peligroso, donde cualquier disidencia pueda ser catalogada como crimen contra la democracia.

Un proceso de alto impacto político

El voto de Moraes no implica una sentencia definitiva, pero marca la primera condena formal contra el expresidente. El resto de los magistrados deberá definir en los próximos días si respaldan esta posición. Para el bolsonarismo, el proceso no solo es contra Bolsonaro, sino contra los millones de brasileños que lo apoyan y se sienten representados por él.

El juicio podría reconfigurar la derecha brasileña, debilitando su fuerza en el Congreso y en los estados. Sin embargo, también puede alimentar un discurso de resistencia que fortalezca la narrativa de Bolsonaro como víctima del sistema, lo que podría unir a sectores conservadores que hoy se encuentran divididos.

Consecuencias regionales

El caso Bolsonaro genera debate en América Latina, donde persisten acusaciones de lawfare contra líderes políticos que cuestionan al poder establecido. Para sus seguidores, el proceso brasileño no es un avance democrático, sino un intento de neutralizar por la vía judicial a un adversario incómodo. Este tipo de situaciones ya han sido denunciadas en países vecinos y reavivan la discusión sobre los límites entre justicia y política.

La credibilidad del STF también está en juego. Si la condena se interpreta como un acto partidario, podría aumentar la desconfianza ciudadana en las instituciones y polarizar aún más a la sociedad brasileña. Lejos de pacificar, el juicio puede profundizar la fractura social.

Un contexto complicado 

La ofensiva judicial contra Bolsonaro refleja un escenario en el que la justicia y la política se entremezclan peligrosamente. Si bien sus detractores celebran la posibilidad de verlo inhabilitado, millones de brasileños perciben que se intenta borrar su liderazgo mediante procesos que consideran arbitrarios.

El desenlace de este juicio será determinante no solo para el futuro personal de Bolsonaro, sino también para el rumbo de la democracia brasileña. El bolsonarismo, más que un líder, representa un movimiento político con fuerte apoyo popular que difícilmente pueda ser eliminado por vía judicial.