
En los próximos meses, Estados Unidos será un protagonista excluyente en el negocio ganadero intencionalidad. Según explicaron desde el Mercado Ganadero de Rosario (ROSGAN), los norteamericanos enfrentan un escenario que combina una oferta limitada con una demanda local mucho más fortalecida.
En paralelo, los analistas anticipan que los ganaderos de Estados Unidos comenzarán a intensificar un proceso de retención, factor que restringiría aún más la oferta de carne.
“Se trata de un escenario que varios analistas a nivel internacional vienen anticipando, y es precisamente esta posible confluencia de fases de retención tanto en EE.UU., como en Brasil, Australia e incluso Argentina, lo que en definitiva impone mayor tensión en los precios de la carne”, advirtieron desde la entidad rosarina.
Este dato no es menor: en conjunto, estos cuatro países representan cerca del 60% del comercio mundial de carne vacuna. Y si bien el común denominador en estos países es la caída significativa en sus stocks de hacienda, los factores que llevaron a esta situación son diferentes.
Los ganaderos australianos se vieron afectados por sequías severas y prolongadas, pero ya comenzaron a reconstruir su stock y los números productivos comenzaron a mejorar.
“Esto le permite ser el país mejor posicionado para capturar mayores oportunidades comerciales dentro de este escenario, sin comprometer la evolución de su stock”; remarcaron desde el ROSGAN.
De acuerdo con las últimas proyecciones del Meat & Livestock Australia (MLA), la producción de carne vacuna australiana alcanzaría un récord de 2,79 millones de toneladas este año, para luego descender ligeramente en 2026 y 2027, aunque permaneciendo como los dos períodos de mayor producción después del actual récord.
Por el lado de Estados Unidos, comenzaron a paso lento a avanzar hacia una fase de reconstrucción, que posiblemente se vea plasmada reciente a partir de 2026 y 2027. En el caso de Brasil, aún se encuentra en plena retracción de su rodeo, ya sin restricciones desde el punto de vista climático, pero con fuertes incentivos de precios que continúan impulsando una elevada faena.
El ROSGAN consideró que en el caso de nuestro país, más que hablar de una caída en el stock vacuno se debe hablar de un estancamiento. “Si bien a lo largo de los años podemos identificar claramente períodos de liquidación lo cierto es que nuestro stock ganadero se ha mantenido estable en torno a los 50 a 55 millones de cabezas durante prácticamente los últimos 20 años”, resumieron.
Aunque en los últimos dos o tres años la sequía fue el factor más determinante en la caída del stock, la volatilidad económica tampoco contribuyó a un cambio de ciclo. Un dato a tener en cuenta es que -según la entidad- a partir de 2024, las políticas que estabilizaron la macroeconomía y reestablecieron el crédito permitían anticipar el comienzo de un proceso de retención y reconstrucción del stock.
“Sin embargo, a pesar del giro macroeconómico, aún no se vislumbra el cambio de ciclo”, puntualizaron. La fuerte descapitalización que sufrió el productor ganadero durante los años más críticos del período de sequía -2022 y 2023- lo llevó a seguir generando caja, sosteniendo niveles de faena demasiado elevados para pretender una recuperación.
En efecto, en 2024 la faena total alcanzó cerca de 14 millones de cabezas, mientras que el stock ganadero a fines de ese año caía en más de 1 millón. Finalmente, en lo que va de este año, enero-agosto de 2025, el número de animales faenados se mantiene prácticamente inalterable, con casi 9 millones de animales y un 5 % más de hembras jóvenes, atentando contra una posible recuperación del stock.