
El gobierno de Javier Milei se prepara para la llegada del primer avión con ciudadanos argentinos deportados desde Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. La estrategia oficial, encabezada por el embajador Alec Oxenford, es mantener el operativo con bajo perfil y sin emitir quejas públicas, a diferencia de lo hecho por otros países, para no poner en riesgo el vínculo con el mandatario republicano.
Según trascendió, entre este miércoles 10 y jueves 11 arribará al aeropuerto de Ezeiza un Boeing 767-300 de la aerolínea Omni Air International, contratado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que trasladará a 16 argentinos acusados de violaciones a la ley federal estadounidense, incluyendo delitos migratorios, robos y abusos sexuales. El vuelo hará escala en Bogotá y Belo Horizonte antes de aterrizar en Buenos Aires.
Aunque las cifras oficiales no fueron confirmadas, fuentes en Estados Unidos y Brasil aseguran que desde el endurecimiento de las políticas migratorias de Trump ya habrían sido repatriados más de 300 argentinos, algunos en vuelos comerciales y otros en operativos especiales, muchos de ellos bajo condiciones extremas: arrestos en la vía pública, familias separadas y detenidos esposados trasladados a distintos países de la región.
Omni Air, empresa chárter estadounidense, ya había realizado vuelos similares hacia Brasil, pero esta será la primera vez que incluye como destino a la Argentina. La embajada en Washington recibió listas de connacionales deportables, lo que genera preocupación en la Casa Rosada en medio de las demoras para concretar un encuentro bilateral Milei-Trump y mientras siguen sin avances en un acuerdo arancelario con Washington.
La situación también se cruza con las tensiones internas en el gabinete norteamericano: una disputa entre el secretario de Estado, Marco Rubio, y la titular de Seguridad Interior, Kristi Noem, puso en duda la implementación del convenio que Argentina firmó en agosto para ingresar al Programa de Exención de Visas, que permitiría a los argentinos viajar sin visa y permanecer hasta tres meses en territorio estadounidense.
En paralelo, el gobierno republicano lanzó en medios argentinos una campaña de advertencia destinada a quienes residen en Estados Unidos sin papeles, con mensajes explícitos sobre la posibilidad de ser deportados.