
El INDEC informó que la inflación de agosto alcanzó el 1,9%, una cifra que sorprendió por su moderación frente a estimaciones privadas -el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) había calculado 2,1%- y que se mantuvo en línea con el sendero de desaceleración de los últimos meses. En términos interanuales, el índice se ubicó en 33,6%, tres puntos por debajo de julio, consolidando el proceso de desinflación que el Gobierno defiende como eje de su programa económico.
Los precios de agosto estuvieron atravesados por factores contrapuestos: por un lado, el salto cambiario, con un tipo de cambio mayorista que se movió 4,9% respecto al promedio del mes previo; por el otro, la decisión oficial de mantener bajo control los precios regulados -tarifas, combustibles, prepagas y medicamentos- y el consumo deprimido por salarios que no repuntan.
El rubro de mayor peso en el índice, Alimentos y bebidas, avanzó solo 1,4%, por debajo del promedio general. La carne tuvo un aumento acotado -entre 2,6% y 4% en el mercado mayorista-, mientras que frutas y verduras subieron con fuerza: +5,1% y +4,1% respectivamente.
Entre los productos que más aumentaron estuvieron el tomate redondo (+16,2%), el limón (+13,2%) y la banana (+9,3%).
Rubros con menor dinámica
Otros sectores mostraron subas moderadas: Salud (1,7%) y Comunicación (1,9%). En tanto, Prendas de vestir y calzado volvió a marcar una baja (-0,3%), acumulando dos meses consecutivos de retrocesos.
Un dato a seguir es la inflación núcleo -que excluye precios regulados y estacionales- que se aceleró a 2,0%, desde el 1,5% de julio. Esta dinámica refleja presiones latentes, pese al control de los precios más sensibles para los hogares.
Expectativas
De cara a septiembre, los analistas anticipan que el impacto del dólar post-electoral y las subas en frutas, verduras y combustibles podrían empujar el índice hacia arriba. Aunque las tarifas y los salarios continúan contenidos, la incógnita es cuánto podrá sostenerse este esquema de “anclas” en un escenario de consumo debilitado y expectativas cambiarias recalentadas.