
El colegio Esseri, en pleno corazón de City Bell, se presentó desde sus inicios como un espacio educativo “exclusivo” con programas innovadores, aprendizaje bilingüe y formación integral. Sin embargo, decenas de familias señalan que la realidad dista de las promesas iniciales.
Entre las principales quejas, se destacan el servicio de comedor, considerado caro y de baja calidad; algunas familias aseguran que los alumnos sufrieron vómitos y diarrea, y compartieron fotos que muestran higiene deficiente y alimentos en mal estado.
Además, varios padres denuncian que el colegio no cumple con su promesa de educación bilingüe, y que el nivel académico de los alumnos es inferior al esperado.
El descontento se suma a la alta rotación docente, con clases impartidas incluso por personas sin matrícula oficial, y a cobros adicionales por programas paralelos, como Esseri Conecta o Esseri Experience, que elevan aún más la cuota mensual.
En los últimos años, el Esseri sufrió un éxodo masivo de alumnos, mientras que las autoridades priorizarían “limpiar la imagen” del colegio por sobre la educación real. A esto se suman antecedentes judiciales de los propietarios, vinculados a la consultora ISICA, que generaron aún más dudas sobre la transparencia del proyecto educativo.
Decenas de padres, exdocentes y alumnos coinciden en un mensaje contundente que resume el descontento generalizado: “Al colegio Esseri no le importa la educación”.