13/09/2025 - Edición Nº949

Internacionales

Reconfiguración política

Verástegui y Villarruel: ¿una nueva alianza conservadora en Argentina?

12/09/2025 | La imagen publicada tras la caída de Milei en la provincia más poblada del país abre interrogantes sobre el rumbo de la vicepresidenta.



La política argentina atraviesa un momento de fuerte incertidumbre. La derrota de Javier Milei en la provincia de Buenos Aires, un territorio clave para cualquier proyecto de poder nacional, no solo representó un golpe electoral: también reordenó las lealtades internas y expuso la fragilidad de la relación entre el presidente y su vicepresidenta, Victoria Villarruel. En ese marco, la foto que difundió el activista mexicano Eduardo Verástegui  junto a ella cobró un peso simbólico mayor al de una simple postal.

En la publicación, Verástegui apeló a consignas clásicas del conservadurismo religioso ("Dios, vida y familia") y describió a Villarruel como "el futuro y la esperanza de Argentina". El mensaje se completa con una invocación a Nuestra Señora de Luján, patrona del país, lo que convierte a la imagen en un gesto cargado de densidad política y espiritual. No se trata solo de un respaldo personal, sino de un intento de proyectar a la vicepresidenta dentro de una trama transnacional de liderazgos conservadores.

Villarruel tras la derrota

La distancia creciente entre Milei y Villarruel ya era visible antes de las elecciones, con diferencias sobre la gestión legislativa y la construcción de poder. Sin embargo, el tropiezo en Buenos Aires aceleró los tiempos. La vicepresidenta emerge como figura con capacidad de interlocución propia, en un contexto en el que el presidente enfrenta cuestionamientos internos y externos por su estilo de conducción. Su encuentro con Verástegui, al difundirse en este momento, refuerza la idea de que busca tender puentes hacia actores que exceden las fronteras nacionales.

En paralelo, Villarruel mantiene un perfil que combina la defensa de las Fuerzas Armadas y un discurso de orden institucional con un acercamiento a sectores conservadores. Esta combinación la diferencia de Milei, cuyo eje ha sido el enfrentamiento económico y cultural desde una lógica de outsider. La foto con Verástegui actúa, así, como una marca de identidad y un eventual posicionamiento de futuro.

Verástegui y la derecha global

Eduardo Verástegui no es un actor marginal. En los últimos años se consolidó como referente de la derecha católica en América Latina y como aliado del universo MAGA en Estados Unidos. Su presencia en foros como la CPAC y su cercanía con el expresidente Donald Trump lo colocan como un conector entre distintas expresiones del conservadurismo internacional. En este sentido, su respaldo a Villarruel no puede leerse en clave anecdótica, sino como parte de una estrategia más amplia de articulación regional.

La dimensión simbólica también es central. Al presentar a Villarruel como esperanza, Verástegui introduce a la dirigenta argentina en un repertorio global de liderazgos que apelan a la fe como base de legitimidad política. Esto abre interrogantes sobre hasta qué punto la política argentina, marcada históricamente por tensiones entre laicidad y religiosidad, está dispuesta a integrar esa narrativa en su centro de gravedad.

Un futuro abierto

La publicación llega en un momento en que la gobernabilidad de Milei aparece en entredicho y los equilibrios internos se redefinen. La imagen no anticipa necesariamente un quiebre inmediato, pero sí señala la posibilidad de que Villarruel consolide un perfil autónomo, con apoyos propios y con resonancia internacional. En la lógica de la política contemporánea, donde las imágenes pueden pesar tanto como los discursos, esta foto se convierte en un símbolo de realineamientos en marcha.

El trasfondo es claro: la política argentina ya no se explica únicamente por las disputas domésticas, sino también por la inserción de sus actores en redes globales de poder e influencia. Villarruel, al aparecer junto a Verástegui, proyecta un mensaje de pertenencia a ese espacio y, al mismo tiempo, deja abierta la pregunta sobre el rumbo que tomará su relación con Milei y con la presidencia. El desenlace, por ahora, permanece abierto.