13/09/2025 - Edición Nº949

Internacionales

Crisis militar

Petro destituye a un general clave: ¿nexos con narcotráfico?

12/09/2025 | El presidente colombiano apartó al general Hernando Garzón tras denuncias de posibles lazos con redes criminales en medio de tensiones políticas y militares.



El presidente Gustavo Petro anunció la salida del general Hernando Garzón Rey de su cargo como inspector general de las Fuerzas Militares, tras considerar que existen indicios serios de nexos con organizaciones narcotraficantes. La decisión fue comunicada al país como parte de una política de depuración interna en el Ejército, en momentos en que el gobierno enfrenta crecientes cuestionamientos sobre la eficacia de su estrategia contra el crimen organizado.

Garzón, quien había asumido el cargo en marzo, era una de las figuras de mayor peso dentro de la cúpula militar, encargado de supervisar y evaluar a sus colegas. Su salida generó un fuerte impacto en los altos mandos, que ven en esta medida un mensaje de firmeza del Ejecutivo, pero también un episodio que podría abrir divisiones dentro de la institución castrense.

El episodio en Guaviare

La controversia sobre Garzón se remonta a abril de 2023, cuando se encontraba de vacaciones en su finca del departamento de Guaviare, una región con fuerte presencia de disidencias de las FARC. Según su propia versión, hombres armados llegaron a exigirle 50 millones de pesos, en lo que describió como un intento de extorsión. El general aseguró que se negó a pagar y denunció lo ocurrido ante la Fiscalía y al entonces alto comisionado de paz, Danilo Rueda.

Para el gobierno, sin embargo, la versión oficial no despeja las sospechas. Petro sostuvo que existen pruebas y testimonios que sugieren posibles vínculos más allá de una simple extorsión, razón por la cual remitió el caso a la Fiscalía. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, respaldó la decisión presidencial y aseguró que no habrá tolerancia frente a eventuales infiltraciones del narcotráfico en las filas militares.

Reacción del general Garzón

El general ha negado de manera categórica las acusaciones, calificándolas de “montaje”. En declaraciones públicas, insistió en que la información recibida por el presidente es errónea y que su carrera se ha caracterizado por la transparencia y el servicio a la patria. También sugirió que su salida podría estar vinculada a las disputas internas por los ascensos militares previstos para el próximo año.

Garzón se definió como un soldado honesto y comprometido con Colombia, asegurando que continuará defendiéndose por las vías legales. Sus palabras apuntan a un escenario de mayor tensión dentro de las Fuerzas Armadas, donde el relevo de mandos ha sido una constante durante el actual gobierno.

Contexto político y presión internacional

La medida llega en un momento de especial sensibilidad para Colombia. En los próximos días, Estados Unidos debe decidir si mantiene la certificación del país como aliado en la lucha antidrogas, una calificación clave para acceder a cooperación militar y financiera. Un retiro de dicha certificación sería un golpe diplomático y económico para la estrategia de Petro.

Al mismo tiempo, el gobierno enfrenta una escalada de ataques de grupos armados contra militares y policías, lo que ha llevado a reconsiderar tácticas que antes se habían descartado, como la fumigación aérea en zonas de conflicto. Estas decisiones han provocado intensos debates dentro del gabinete y entre la opinión pública sobre la efectividad y el costo social de tales medidas.

Reacomodo en las Fuerzas Militares

La destitución de Garzón se suma a una serie de cambios en la cúpula militar emprendidos por el Ejecutivo en los últimos meses. El objetivo declarado es fortalecer la disciplina interna y recuperar la confianza ciudadana en una institución golpeada por denuncias de corrupción y vínculos con actores ilegales.

El relevo de mandos se da en un contexto donde las disidencias de las FARC y el ELN han intensificado sus ataques, desafiando la política de paz total impulsada por el gobierno. Estos movimientos obligan a las Fuerzas Armadas a adaptarse a un escenario en el que los acuerdos políticos conviven con el recrudecimiento de la violencia.

La institucionalidad podrida 

La salida del general Hernando Garzón marca un punto de inflexión en la relación entre el gobierno y las Fuerzas Militares. Mientras Petro busca mostrar una imagen de limpieza y firmeza frente al narcotráfico, la decisión también revela las tensiones estructurales entre la política civil y el poder castrense, históricamente difíciles de equilibrar en Colombia.

Con esta medida, el Ejecutivo envía un mensaje a Washington y a la comunidad internacional sobre su compromiso en la lucha antidrogas. Sin embargo, queda abierta la duda sobre si esta estrategia fortalecerá realmente la capacidad del Estado o si, por el contrario, profundizará las fracturas dentro del Ejército en un momento de máxima vulnerabilidad.