
En un fallo que ha captado la atención internacional, un tribunal laboral del Reino Unido determinó que llamar “calvo” a un hombre puede constituir acoso sexual. La decisión se basa en la premisa de que la calvicie es una característica predominantemente masculina, por lo que utilizarla como insulto se considera una forma de discriminación de género.
El caso que originó esta sentencia involucró a Tony Finn, un electricista de 64 años que trabajó durante 24 años en la British Bung Company, ubicada en West Yorkshire. En julio de 2019, Finn fue objeto de un comentario despectivo por parte de su supervisor, quien lo llamó “bald cunt” (traducido como “imbécil calvo”) durante una discusión en el taller. Aunque el lenguaje vulgar era común en ese entorno laboral, Finn alegó que este comentario específico sobre su calvicie cruzó una línea, ya que atacaba una característica física asociada al género masculino.
El tribunal, compuesto por tres jueces, concluyó que el término “calvo” está intrínsecamente relacionado con el sexo, dado que la calvicie es mucho más frecuente en los hombres que en las mujeres. Los jueces argumentaron que este tipo de comentarios no solo son insultantes, sino que también violan la dignidad del individuo y crean un ambiente de trabajo hostil, intimidante y humillante.
Además de este incidente, Finn también presentó una denuncia por acoso por motivos de edad, ya que su supervisor era significativamente más joven que él. Sin embargo, esta parte de la demanda fue desestimada por el tribunal. En cuanto al despido de Finn, el tribunal dictaminó que fue injustificado, y la empresa deberá compensarlo adecuadamente.
Este fallo marca un precedente en la legislación laboral del Reino Unido, ampliando la definición de acoso sexual en el lugar de trabajo para incluir comentarios que, aunque puedan parecer triviales, tienen un impacto significativo en la dignidad y el bienestar de los empleados.