14/09/2025 - Edición Nº950

Internacionales

Silencio político

El nuevo desafío de Isabel Allende tras su salida del Senado chileno

13/09/2025 | La hija menor de Salvador Allende atraviesa un periodo de aislamiento y duelo político luego de perder su escaño por un fallo del Tribunal Constitucional.



El 11 de septiembre, fecha que remueve la memoria histórica de Chile, encontró a Isabel Allende en un silencio forzado. A sus 80 años, la hija menor del expresidente Salvador Allende enfrenta uno de los episodios más duros de su vida pública: la destitución de su cargo como senadora en abril, decisión que marcó el final de más de tres décadas de trayectoria política.

Desde aquel fallo, Isabel ha optado por un retiro estricto de la vida pública, limitando sus apariciones a contadas reuniones partidarias o encuentros familiares. Sus allegados señalan que la exsenadora se encuentra "destrozada", no solo por la pérdida del cargo, sino por la manera en que el proceso se desarrolló, cargado de controversia política y mediática.

El fallo del Tribunal Constitucional

La destitución se produjo el 3 de abril, cuando el Tribunal Constitucional resolvió, por ocho votos contra dos, que Allende había incurrido en una incompatibilidad al participar en una compraventa fallida de un inmueble perteneciente a su familia. Se trataba de la casa de calle Guardia Vieja, propiedad de Salvador Allende y Hortensia Bussi, que el Estado pretendía adquirir para convertir en museo.

El acuerdo, valorado en 933 millones de pesos chilenos, fue anunciado el 31 de diciembre de 2024 por el gobierno de Gabriel Boric. Sin embargo, apenas tres días después el Ejecutivo debió retroceder ante la polémica desatada, reconociendo que existía una prohibición constitucional que impedía la operación. Esa irregularidad abrió un frente judicial que terminó arrastrando a la senadora.

Escándalo y consecuencias políticas

La operación fallida derivó en un escándalo que atravesó varios frentes: político, administrativo, constitucional y penal. El caso incluso obligó a la entonces ministra de Defensa, Maya Fernández -sobrina de Isabel-, a presentar su renuncia. La oposición impulsó además una acusación constitucional en contra de la senadora, que buscaba inhabilitarla por cinco años, aunque aquella acción no prosperó.

El Ministerio Público abrió una investigación penal, en la que Isabel Allende y otros familiares declararon como imputados. La arista penal sigue abierta, especialmente en torno a las tasaciones del inmueble y al rol de los distintos actores involucrados en el fallido proceso de compra.

Vida en silencio y salud delicada

Tras su destitución, Isabel ha mantenido una presencia reducida en espacios públicos. Ha sido vista en actividades puntuales del Partido Socialista, cenas con amigos cercanos y algunas inauguraciones, pero en general ha evitado el protagonismo. Su círculo íntimo destaca que atraviesa un doloroso proceso de duelo político.

Su salud también condiciona su vida actual. Isabel padece una afección pulmonar crónica que la obliga a cuidarse de resfriados y complicaciones respiratorias. Este cuadro ha reforzado su decisión de permanecer en silencio y limitar su exposición pública, mientras reorganiza su vida fuera del Senado.

Perspectivas y legado

Aunque no volverá a ocupar cargos políticos, Isabel Allende mantiene un vínculo activo con la militancia socialista y con la memoria de su padre. Está previsto que reaparezca de manera discreta en los actos oficiales del 11 de septiembre en La Moneda, aunque sin declaraciones públicas.

Su salida del Senado no borra el peso de su trayectoria: más de 30 años de carrera legislativa, una vida marcada por la herencia familiar y por la defensa de los valores democráticos. El retiro, aunque forzado, abre un nuevo capítulo para una figura que ha estado en el centro de la política chilena durante décadas.

Más de lo mismo 

El caso de Isabel Allende refleja la fragilidad de las trayectorias políticas cuando se entrecruzan con conflictos legales y mediáticos. Su destitución no solo impacta a una figura histórica, sino que también evidencia los riesgos institucionales de operaciones mal diseñadas.

La retirada de la hija de Salvador Allende deja un vacío simbólico en la política chilena. En medio de tensiones históricas y debates actuales, su silencio se convierte en un recordatorio del peso de la memoria y de las consecuencias de los errores en la gestión pública.