14/09/2025 - Edición Nº950

Internacionales

Paz regional

Costa Rica en el Índice de Paz 2025: por qué sigue destacando

13/09/2025 | El informe 2025 del IEP ubicó a Costa Rica en el puesto 54 mundial, mientras el resto de Centroamérica quedó rezagado en niveles medios o bajos.



El más reciente Índice Global de Paz 2025, elaborado por el Institute for Economics & Peace (IEP), expuso una radiografía preocupante para Centroamérica. Solo Costa Rica logró ubicarse en la categoría de países con un nivel de paz “alto”, manteniendo su reputación como una de las democracias más estables de la región. Sin embargo, el país descendió cuatro posiciones respecto al año anterior y ahora ocupa el puesto 54 a nivel mundial.

La clasificación, que analiza a 163 naciones en tres dimensiones —Seguridad y Protección Social, Conflictos en Curso y Militarización—, dejó en evidencia que los países vecinos no lograron avances significativos. Panamá, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras se quedaron en niveles medios, con retrocesos y mejoras puntuales, pero sin alcanzar el nivel de estabilidad que caracteriza a Costa Rica.

Resultados regionales

Panamá figura como el segundo país mejor posicionado de la región, al ubicarse en el puesto 84 tras avanzar cuatro lugares en comparación con el año anterior. Le sigue El Salvador, en la posición 104, con una leve mejora de un puesto, reflejo de sus políticas de seguridad, aunque aún con altos índices de violencia.

Por su parte, Guatemala se mantuvo en el lugar 108 sin cambios, mientras que Nicaragua mostró una ligera mejora al ascender dos posiciones hasta el 111. Honduras, en cambio, experimentó un retroceso preocupante: cayó cuatro lugares y se ubicó en el puesto 124, acercándose a los países considerados de paz “baja”.

Comparación con Latinoamérica

En el panorama latinoamericano, el índice posiciona a Argentina como el país más pacífico, en el lugar 46, seguido de Uruguay (48), Costa Rica (54) y Chile (62). Esta ubicación confirma que, aunque Costa Rica sobresale en Centroamérica, aún se encuentra por debajo de otras naciones sudamericanas que han consolidado sus estructuras democráticas y políticas de seguridad.

La ausencia de Belice en la clasificación de este año también llamó la atención, dejando a la región sin una visión completa de todos sus países. Aun así, los datos permiten identificar tendencias claras: Costa Rica mantiene una ventaja histórica en estabilidad política y social, mientras que el resto enfrenta desafíos estructurales relacionados con violencia, narcotráfico y corrupción.

Tendencias globales

El informe del IEP advirtió que la paz mundial se deterioró un 0,36% en el último año, manteniendo una tendencia negativa que comenzó en 2014. En 2024 se registraron 59 conflictos armados estatales activos, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial, con alrededor de 152.000 muertes vinculadas a esos enfrentamientos.

Además, el estudio señala que el impacto económico de la violencia ascendió a 19,97 billones de dólares en 2024, lo que representa el 11,6% del PIB global. De ese total, el gasto militar alcanzó los 2,7 billones de dólares, una cifra que refleja el creciente peso de la conflictividad armada en la economía mundial.

Retos para la región

La situación de Centroamérica plantea retos urgentes. La falta de avances en países como Honduras, El Salvador y Guatemala refuerza la percepción de una región vulnerable a la violencia y la inestabilidad. La desigualdad social, el crimen organizado y la corrupción son factores que frenan su capacidad para alcanzar niveles de paz más elevados.

En este escenario, Costa Rica se mantiene como un referente de estabilidad, pero enfrenta el desafío de sostener sus logros en medio de un entorno regional cada vez más complejo. La presión migratoria, los efectos del narcotráfico y las tensiones políticas internas ponen a prueba su resiliencia.

Un buen país 

El Índice Global de Paz 2025 confirma que Centroamérica continúa marcada por contrastes: un país que logra sostener su imagen de estabilidad y otros que luchan por superar rezagos históricos. La región en su conjunto no logra proyectar avances significativos, lo que limita su inserción en dinámicas de paz sostenida a nivel internacional.

En este contexto, resulta evidente que el desafío no es solo interno, sino también regional. Una mayor cooperación en seguridad, justicia y desarrollo será indispensable para evitar que el deterioro global de la paz profundice las brechas ya existentes en el istmo.