
El viernes cerró con más incertidumbre política y económica que durante toda la semana. El Riesgo País trepó a los 1100 puntos y los bonos y acciones argentinas siguieron en caída libre. Para un país que necesita financiamiento externo, no es un escenario sostenible. La mirada se concentra ahora en el Presupuesto 2026, que llegará al Congreso junto con un mensaje en cadena nacional de Javier Milei.
La economía muestra síntomas de recesión, con una caída del 2,3 % en la actividad industrial en julio, pero la enfermedad principal sigue siendo la política. Tras la derrota electoral en Buenos Aires el 7 de septiembre, la interna libertaria estalló. El escándalo de la ANDIS, con audios que comprometen a Karina Milei, Lule Menem y al operador Diego Spagnuolo, profundizó la crisis y dejó en evidencia fracturas en La Libertad Avanza.
El Gobierno intentó contener el temblor con “mesas políticas” encabezadas por Guillermo Francos y Santiago Caputo, aunque las imágenes transmitieron incomodidad más que fortaleza. En paralelo, el presidente vetó leyes sensibles: financiamiento universitario, emergencia pediátrica y distribución automática de ATN, decisiones que lo enfrentaron con gobernadores y sectores sociales que habían sido aliados.
En el plano económico, el FMI advirtió que espera que el Presupuesto 2026 incorpore reformas fiscales y transparencia cambiaria. Aunque en Economía, a cargo de Luis Caputo, sostienen que el Tesoro intervino en el mercado de manera “temporal”, el organismo sigue de cerca las operaciones con el dólar y los compromisos del acuerdo firmado.
La reacción de los gobernadores también es clave. Mientras algunos como Alfredo Cornejo, Leandro Zdero y Rogelio Frigerio negociaron cara a cara en Casa Rosada, otros como Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Carlos Sadir se agruparon en el bloque de Provincias Unidas para presionar por fondos y obras. Las promesas de asistencia chocan con la dureza de los vetos.
Mañana, el mensaje presidencial y el Presupuesto 2026 buscarán ordenar el tablero. Pero el desafío no es solo económico: el Gobierno necesita mostrar conducción política y claridad de rumbo en medio de una tormenta que combina tensiones con el mercado, pulseadas con los gobernadores e internas en la propia LLA. El resultado marcará cómo llega Milei a octubre.