
La vida de Olga Margarita Padilla Leite (39) se convirtió en un calvario. Por estas horas permanece internada en el hospital Samic de Eldorado, en la provincia de Misiones, recuperándose de un brutal ataque a balazos y arma blanca que sufrió el pasado sábado mientras atendía su maxikiosco en el barrio Alecrín de San Antonio.
A pesar de las graves lesiones -entre ellas un corte en el cuello que le demandó 37 puntos de sutura y un disparo en la cabeza que milagrosamente no afectó zonas vitales- logró sobrevivir. Pero lo ocurrido no fue un hecho aislado: apenas unas semanas antes, había escapado de otro intento de femicidio, cuando desconocidos incendiaron su vivienda mientras ella dormía.
Los familiares de Olga apuntan sin rodeos contra su expareja, Jorge De Lara, a quien señalan como el presunto instigador de ambos ataques. La mujer convivió durante años con un contexto de violencia permanente: golpes, amenazas de muerte y un sometimiento que recién logró romper hace pocos meses, cuando decidió denunciarlo y consiguió una orden de exclusión del hogar. Desde entonces, la tensión escaló. El vínculo con su propio hijo, que eligió irse a vivir con el padre, quedó quebrado. Y en paralelo comenzaron los ataques.
El primero ocurrió la madrugada del 22 de agosto. Olga dormía en su casa del barrio Primavera cuando su perrita comenzó a ladrar. El aviso le permitió despertar a tiempo: en el living, un sillón ardía en llamas. El fuego había sido iniciado de forma intencional y junto a los restos quedaron un bidón con combustible y un encendedor, clara prueba de la premeditación. La mujer logró escapar por una ventana tras inhalar humo y pedir ayuda a los vecinos, quienes finalmente sofocaron el incendio. Desde entonces, Olga vivió con miedo, denunciando que el responsable era su expareja, aunque la causa aún no avanzó.
El segundo ataque llegó este sábado. Un hombre joven ingresó a su local simulando ser un cliente. Tras pedir precios, sacó un revólver y un cuchillo. Primero la obligó a tirarse al piso y luego comenzó a apuñalarla. Ante la resistencia de Olga, disparó dos veces: una bala impactó en su cabeza, otra se perdió. Creyéndola muerta, huyó en moto. Pero con la fuerza que le quedaba, la comerciante salió detrás pidiendo auxilio y alcanzó a llegar al hospital local antes de desvanecerse. Ese gesto le salvó la vida.
La investigación apunta a que el agresor actuó por encargo y que detrás estaría nuevamente Jorge De Lara. El historial de violencia, las amenazas previas y el incendio en su vivienda refuerzan la sospecha de que se trata de un segundo intento de femicidio planificado. Mientras tanto, la Policía de Misiones continúa la búsqueda del motociclista que la atacó y la familia reclama medidas urgentes de protección.
“Ella sufrió violencia de género toda su vida. Ahora necesita custodia policial. Todos estamos en riesgo”, advirtió su hermana María Estela, que acompaña cada paso de la recuperación, en declaraciones al diario El Territorio.
Olga tiene por delante más de 90 días de curación y un proceso de sanación aún más largo. Sobrevive gracias a su fortaleza y a la solidaridad de quienes la ayudaron en cada emergencia.