
En su discurso para presentar el Presupuesto 2026, Javier Milei aseguró que “lo peor ya pasó”. La frase buscó transmitir optimismo en medio de la tensión política y económica, pero remite inevitablemente a la que pronunció Mauricio Macri en marzo de 2018, días antes de que comenzara la peor corrida cambiaria de su gestión.
El recuerdo no es menor: en aquel entonces, el expresidente habló de “años de crecimiento” justo cuando se gestaba una crisis que pulverizó la confianza de los mercados, disparó el dólar y terminó con la Argentina firmando un acuerdo de US$ 50.000 millones con el FMI.
En 2018, el dólar saltó de los $19,90 en marzo a más de $36 en diciembre, duplicando su valor en un año. La inflación trepó al 47,6% y la renuncia de Federico Sturzenegger al Banco Central dio paso a Luis Caputo, que tampoco logró contener la crisis y se fue apenas tres meses después.
Hoy, con Luis “Toto” Caputo nuevamente en el Ministerio de Economía y Sturzenegger dentro del gabinete, la coincidencia de nombres y discursos despierta fantasmas de aquel colapso financiero. La política también lee el gesto como un error de timing: hablar de que “lo peor ya pasó” en medio de derrotas electorales y vetos rechazados por el Congreso suena más a deseo que a realidad.
En la oposición comparan los discursos como un síntoma de desconexión con la calle. El miedo es que la repetición no sea solo retórica: que la promesa de que “lo peor quedó atrás” se transforme, otra vez, en la antesala de una crisis mayor.