
En la costa de Liguria, al norte de Italia, la ciudad de Imperia conserva un lazo muy especial con la Argentina. Allí nació Domenico Belgrano Peri, padre de Manuel Belgrano, y ese hecho marcó el inicio de una relación cultural y afectiva que atraviesa siglos. Desde mediados de la década de 1980, la ciudad organiza cada verano una festividad en homenaje al creador de la bandera argentina: la Notte Bianca.
La celebración, que comenzó en 1987 y se consolidó año tras año, se realiza en la plaza principal, donde se levanta un busto de Manuel Belgrano. Durante esa noche, los imperiesi despliegan un programa que mezcla tradiciones locales con costumbres argentinas: feria gastronómica con asado, empanadas y vino, espectáculos de tango y folklore, y la unión simbólica de la bandera celeste y blanca con la tricolor italiana.
Ese mismo año, Imperia y Rosario firmaron un hermanamiento que reforzó el vínculo histórico. Como gesto de esa unión, en las inmediaciones del Monumento a la Bandera se creó la plaza Imperia, adornada con olivos traídos desde Liguria, símbolo de paz y de la raíz mediterránea compartida.
La relación entre ambas ciudades se explica también por la fuerte emigración italiana hacia la Argentina entre fines del siglo XIX y principios del XX. Miles de familias ligures se establecieron en Rosario y otras regiones, llevando consigo sus costumbres y creando comunidades que aún hoy mantienen vivo ese legado.
La Notte Bianca no es solo una fiesta: se ha transformado en un recordatorio del cruce de historias, migraciones y símbolos. En Imperia, cada año, Manuel Belgrano vuelve a unir a dos pueblos a través de la memoria y la identidad compartida.