
El presidente estadounidense Donald Trump fue recibido este miércoles 17 de septiembre por el rey Carlos III en el Castillo de Windsor en una fastuosa ceremonia militar que reunió a 1.300 soldados, 120 caballos y una salva de 41 cañonazos. El despliegue real británico, con sus icónicas guardias de túnicas rojas y sombreros de piel de oso, acompañó una visita que pasará a la historia no sólo por su despliegue, sino por el anuncio de un ambicioso pacto tecnológico.
El Acuerdo de Prosperidad Tecnológica busca situar al Reino Unido y a Estados Unidos a la vanguardia en sectores clave:
Inteligencia artificial aplicada a medicina, oncología y productividad.
Computación cuántica para seguridad, finanzas y ciencia de datos.
Energía nuclear civil, con el desarrollo de pequeños reactores modulares.
Como parte del pacto, Microsoft invertirá 30.000 millones de dólares en infraestructura de IA en Reino Unido, incluyendo la creación de la supercomputadora más potente del país. Google levantará un centro de datos en Hertfordshire y el proyecto Stargate UK, impulsado por Nscale, OpenAI y Nvidia, desplegará 120.000 procesadores avanzados en el noreste inglés, brindando acceso a universidades y empresas. Se trata de la mayor apuesta tecnológica conjunta entre ambas naciones en las últimas décadas.
El acuerdo fue celebrado por ambos gobiernos como un “puente digital transatlántico”, aunque especialistas advierten sobre el riesgo de que Reino Unido dependa en exceso de corporaciones estadounidenses. Reclaman una estrategia que garantice soberanía tecnológica a largo plazo y evite un monopolio digital en el futuro.
Tras la firma, Trump y los reyes participaron en un banquete de Estado en el Comedor Principal de Windsor. Allí, Kate, princesa de Gales, lució la icónica tiara Lover’s Knot, vinculada a Diana, en un gesto que reforzó el tono solemne del encuentro. Esta tiara fue encargada por la reina Mary en 1913 a la joyería Garrard. Tiene 19 arcos de diamantes decorados con 39 perlas colgantes. La cena incluyó platos tradicionales de ambos países y un cóctel diseñado para la ocasión.
Mientras tanto, en Londres, decenas de miles de manifestantes se congregaban para rechazar la visita. Activistas de la coalición Stop Trump proyectaron imágenes del presidente y del fallecido Jeffrey Epstein sobre una torre del castillo, en una protesta que buscó visibilizar las controversias judiciales y políticas que rodean a Trump.
La jornada en Windsor combinó tradición monárquica, despliegue militar y un pacto tecnológico sin precedentes. Un hito que marca la segunda visita de Estado de Trump al Reino Unido y que proyecta la relación bilateral hacia un futuro definido por la innovación y también por los dilemas de la dependencia digital.