
Pedro Troglio tiene más de 40 años de trayectoria como jugador y técnico en el fútbol argentino. En El Living de NewsDigitales, recordó desde sus inicios en River Plate en los años 80, hasta su actual experiencia como DT de Banfield.
“Estábamos la banda de los pibes y después la de los más experimentados, nos hacíamos jodas desastrosas, pero nos divertíamos. Se llegaban a hacer cosas que hoy serían imposibles” recordó el ex mediocampista.
Troglio explica que él hace hincapié en “Las reglas básicas, sobre todo el respeto y el amor a lo que hacemos. El otro día Omar De Felippe decía algo parecido, somos privilegiados por lo que hacemos. Hay cosas que no puedo cambiar, por ejemplo las redes sociales y los teléfonos. Sí los aconsejo, si perdemos trata de no subir nada, si ganamos subí lo que quieras”.
En comparación con aquella época, el DT reconoce que el “el jugador de fútbol cambió, ahora se cuidan más, los veo más profesionales. Veo que se hacen los preventivos, los entrenamientos previos al entrenamiento, el cuidado con el nutricionista. Me parece que el futbolista es mucho más cuidadoso”.
Pedro Troglio no le escapa a su imagen de ser un técnico al que llaman los equipos que están complicados en la parte económica y la tabla de posiciones.
“El problema y el riesgo es que a veces te va mal, es imposible que te vaya siempre bien. Lo mismo me pasó cuando vendimos a Lucas Lobos en Gimnasia, pensé que íbamos a fabricar otro así y no, los técnicos no somos milagrosos” explica el exjugador del Ascoli. “En Argentina me llaman los clubes que están complicados pero tampoco me disgusta, me gusta y lo hago con amor y cuando sale bien estoy feliz” agregó.
Pedro recordó que “A mí me mató mal la final de Copa Argentina de Gimnasia con Rosario Central, me destruyó. Porque habíamos eliminado a Boca y River, los dos finalistas de América. Ese día que le ganamos a River me vi campeón. Era como cerrar un capítulo con Gimnasia, era sanar algunas heridas que yo he generado en el club”.
El extécnico tripero, explica que “Tengo alguna herida grave, tengo heridas de muerte, tengo heridas chiquitas, porque el paso de tantos años en un club te deja secuelas. Para mí era como cicatrizar un poco y cerrar mi historia espectacular consiguiendo un título con Gimnasia”.
Poco después, el excompañero de Caniggia en el Verona sintió que se tenía que ir a "algún equipo de afuera, de esos grandes que no estén en su mejor momento”. Así llegó a uno de los clubes más grandes de Honduras, el Olimpia.
“Nunca me imaginé que me iba a quedar 5 años en Honduras y ganar todo lo que ganamos” reconoce Troglio. En ese sentido, pensó: “Si salgo campeón seguiré un año más, pero si no salgo campeón me van a echar como me pasó en Cerro Porteño”.
“Habíamos salido campeones, llegamos a las semifinales de la Copa Sudamericana y al otro torneo no salí campeón, salí segundo y me tuve que ir” recuerda.
En Tegucigalpa, la capital de Honduras, el técnico aprovechó para incursionar en el difícil mundo gastronómico. Pedro detalla que “Me gustó toda mi vida la cocina. Cuando voy a jugar a Italia, me enamoré de la comida italiana e hice el curso de chef y siempre quise abrir un restaurant”.
“El banco que era patrocinador del club me dio una mano y arranqué y bueno, hoy tengo dos restaurantes. Hay gente que ya quiere abrir franquicias, pero bueno, estamos todavía ahí medio dudosos porque no es lo mismo. Yo lo manejo desde acá”.
“Casi todos pagan con tarjeta, entonces todo me llega a mí. Desde acá con la computadora pago sueldos, proveedores, pago y controlo todo. Y después tengo un amigo allá que era el gerente de Olimpia que es el encargado de los dos restaurantes, pero desde acá controló todo. El técnico y empresario afirma que “es más difícil el rubro gastronómico que el fútbol. Se gestiona y trabaja con gente que está necesitada, que necesita el trabajo y a veces te sorprenden distintas situaciones”.
En comparación, Troglio cree que “el futbolista a veces está más cómodo". En cambio, "el laburante, defiende a muerte su lugar y se pelean más que los jugadores, entre los mozos, la cocinera con la ayudante de cocina, pueden llegar hasta agarrarse de los pelos”.