21/09/2025 - Edición Nº957

Internacionales

La granja diplomática con vista al Caspio

La embajada argentina en Azerbaiyán desafía a Milei: balcones VIP, sueldos dobles y una rebelión silenciosa en Bakú

21/09/2025 | Mientras la Argentina ajusta jubilaciones y discute el presupuesto universitario, la embajada en Bakú se convierte en palco de Fórmula 1 para ver a Franco Colapinto, escenario de privilegios y hasta caja de resonancia para una diplomacia que desafía a Milei desde las sombras.



La fábula con balcón al Caspio. En Rebelión en la granja, los cerdos aprenden rápido a imitar a los humanos que derrocaron. En la embajada argentina en Azerbaiyán, la parábola se reescribe con balcón al mar Caspio, gimnasio con vista al circuito urbano de Fórmula 1 y una terraza que funcionaría como palco VIP, si se tasara en dólares, más cara que la platea baja de la Bombonera.

La embajadora Mariángeles Bellusci y su marido, Víctor Marzari, no sólo disfrutan del privilegio arquitectónico: ambos cobran dos sueldos en dólares, de un país donde la inflación destruye jubilaciones y la salud pública cruje. El matrimonio diplomático encarna una versión aggiornada del poder orwelliano: todos iguales, pero con contrato blindado y viáticos aparte.

“En Bacu… ¿o es Baku?”

Bellusci, en sus propias palabras, se anima a la geopolítica de manual escolar: “En castellano es Bacu, en inglés es Baku. Uno dice Azerbaiyán y todo el mundo dice ¿a dónde te vas?”. Ante energía o política regional, la embajadora calla. Pero al hablar de tomates italianos o palos borrachos con corset para resistir el invierno caucásico, se transforma en oradora entusiasta.

El balcón vuelve a escena: “Desde la terraza de la embajada… desde el gimnasio en el tercer piso también se ve la pista de Fórmula 1. Capaz que transmitimos desde el balcón, si no desde el gimnasio.” En otras palabras, la diplomacia argentina ha reducido su plan de acción a la transmisión satelital de Ferrari, Red BullMercedes y fotos con Franco Colapinto para las redes sociales.

¿Lo peor?, en las redes ya tildan al matrimonio diplomático de ¨piedra¨, porque cada vez que se acercan al joven deportista para mendigar fotos o justificar sus 15 minutos de fama al año, la promesa del deporte argentino termina teniendo pésimos rendimientos en la circuíto azerí. 

Rebelión silenciosa en Bakú

El matrimonio Bellusci-Marzari no sólo administra balcones: también desobedeció la orden presidencial de abandonar la cumbre de cambio climático. Asistieron, discretos, a la COP29, escondidos entre el público. Un gesto que en cualquier manual se traduce como “acto de indisciplina diplomática”.

Mientras Milei grita al mundo que el calentamiento global es un invento socialista, sus representantes en Bakú juegan al doble agente: obedientes en público, rebeldes en privado. La granja diplomática ya no sólo imita a Orwell: lo parodia.


Mariángeles Bellusci y Víctor Enrique Marzari, en la ceremonia de apertura de la cumbre de cambio climático.

Werthein, Milei y la Cancillería invisible

La Cancillería, bajo Gerardo Werthein, exhibe más opacidad que proyectos: pocos avances en comercio exterior, nula diplomacia cultural, mínima incidencia política. El contraste con la vida diplomática en Bakú es feroz: Argentina se ausenta de foros estratégicos, pero mantiene un palco con vista privilegiada a un Gran Premio.

Milei, que llegó al poder enarbolando el látigo contra “la casta”, mantiene en pie embajadas que parecen clubes privados. Desde Buenos Aires se recortan jubilaciones y becas, mientras en el Caspio se brinda con copas de cristal. El discurso libertario se desvanece en el aire acondicionado del tercer piso.

Todos los balcones son iguales… pero algunos más

La embajadora, a la hora de describir Azerbaiyán, ofrece un mapa imaginario: “Uno piensa que está por aquí… o no sé muy bien, pero es un país entre Rusia, Irán y Turquía”. Sobre economía, la precisión no mejora: “La capital tiene 3 millones, el país completo 7 millones más o menos… ingreso primario gas y petróleo, 9% de la economía”.

Mientras tanto, sueldos dobles, viáticos generosos y privilegios hacen eco con la realidad argentina: universidades en crisis, hospitales con faltantes, jubilados sin aumentos. En otras latitudes, países pequeños como Noruega o Suiza combinan eficiencia, cultura y comercio. En Bakú, Argentina combina Fórmula 1, corsets botánicos y rebelión diplomática a puertas cerradas.

La moraleja diplomática

La embajada en Azerbaiyán no es un puente político ni un centro cultural: es una granja diplomática con palco deportivo, un teatro de privilegios pagado por un país en ajuste permanente. Su doble vida -balcón VIP y rebelión silenciosa en la COP29- expone una verdad incómoda: mientras Milei promete dinamitar la casta, algunos balcones, efectivamente, son mucho más iguales que otros.

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