
El cuerpo de Saúl Eduardo De Francesco apareció tendido boca abajo entre los pastizales de la colectora de la ruta 9, a la altura del kilómetro 121, en las afueras de la localidad de Baradero. Había desaparecido cuatro días antes en Zárate, tras ser secuestrado en plena vía pública, y fue encontrado el domingo con un disparo en la nuca. La escena confirmó el peor desenlace que desde hacía horas temían los investigadores y la familia del jubilado de 79 años.
Los peritajes forenses estiman que la muerte ocurrió pocas horas después de la captura, lo que refuerza la hipótesis central: el plan de los captores era robar los ahorros en dólares que el hombre guardaba en su departamento, pero el secuestro se complicó y derivó en un crimen. “Son unas lacras que terminan con la vida de una persona mayor. Espero que se pudran en la cárcel”, expresó con crudeza el intendente de Zárate, Marcelo Matzkin, desde el lugar del hallazgo.
De Francesco desapareció el miércoles 17 cuando salió de su casa en la calle Valentín Alsina al 1000. Esa misma tarde, una mujer había aparecido en la vivienda de un sobrino de la víctima con una historia insólita: decía ser la hija de un excompañero de la Armada y buscaba invitarlo a una fiesta sorpresa. Era una trampa.
Las cámaras de seguridad permitieron luego identificarla como María Florencia Ludmila Valentini, sargento de la Policía Bonaerense en Campana y nuera del supuesto agasajado. Al jubilado lo interceptaron más tarde, a las 20, en la esquina de Alsina y Andrade. Un vecino vio cómo lo subían por la fuerza a un auto gris y llamó al 911.
La investigación reconstruyó que la idea era usar sus llaves para entrar a su vivienda en busca del dinero. Pero todo salió mal: se confundieron de dirección y, tras el secuestro, la situación se precipitó hacia un desenlace fatal.
La investigación avanzó rápido con las imágenes de las cámaras y el análisis de dos autos involucrados: un Volkswagen Trend blanco y un Ford Focus gris. Con esos datos, la DDI de Zárate-Campana realizó allanamientos y detuvo primero a Alejo Ezequiel Moreno, expolicía exonerado y actual empleado del Centro de Operaciones de Zárate. Le secuestraron su auto y su celular.
En paralelo cayó Valentini, arrestada en la comisaría donde trabajaba. Tenía su pistola reglamentaria y tres cargadores. Al día siguiente, fue interceptado en Campana Néstor Irvin Matencio, un ciudadano peruano de 31 años señalado como apoyo logístico. Finalmente, el domingo, apenas horas después de que se encontrara el cuerpo del jubilado, la Policía detuvo a Lucas Lemos, cuarto acusado, cuando intentaba huir hacia Misiones.
El crimen generó estupor en la comunidad por la participación de efectivos vinculados a las fuerzas de seguridad. Valentini, como sargento en actividad, y Moreno, como expolicía ahora en la patrulla urbana municipal, habrían ideado el engaño que terminó con la vida del jubilado.
La investigación está en manos del fiscal Juan Manuel Esperante, de la UFI N°7 de Zárate, quien recaratuló el expediente como “privación ilegal de la libertad agravada en concurso real con homicidio”. También interviene la jueza Graciela Adriana Cione, del Juzgado N°1 de Zárate-Campana.
Con los cuatro detenidos bajo custodia, los investigadores trabajan ahora en determinar las responsabilidades y el grado de participación de cada uno.