
Un camillero de Santo Tomé, identificado como Matías Nicolás De la Peña (37), fue imputado en los tribunales de Santa Fe como autor de una serie de estafas millonarias que tuvieron como víctimas a tres de sus parejas y a una amiga cercana. Según la fiscal Yanina Tolosa, que investiga el caso, el monto total de lo defraudado asciende a 70.756.940,37 pesos, aunque no descarta que esa cifra crezca a medida que avance la pesquisa.
La modalidad delictiva tenía un patrón claro: aprovechaba la confianza de los vínculos afectivos para obtener datos personales, como el DNI y fotos, con los que abría cuentas bancarias digitales a nombre de las víctimas. Luego gestionaba préstamos y tarjetas de crédito que jamás abonaba, generando deudas millonarias y arruinando la situación crediticia de las mujeres.
El primer caso se remonta a mediados de 2023, cuando tras terminar una relación sentimental, De la Peña utilizó los datos de su ex para abrir una cuenta y pedir dos préstamos que nunca pagó. La maniobra dejó a la mujer con una deuda de casi seis millones de pesos. La historia se repitió, pero en una escala mucho mayor, con otra pareja: en este caso la deuda generada superó los 47 millones de pesos a través de créditos en bancos y mutuales.
La tercera víctima no había tenido un vínculo sentimental con él, sino una amistad. De la Peña también la utilizó, generándole un pasivo de más de 11 millones de pesos. Por último, otra mujer con la que convivía fue inducida a sacar un préstamo en su propio banco: ella pidió 6 millones de pesos, de los cuales le transfirió directamente 5,1 millones al camillero.
El mecanismo sistemático dejó un tendal de deudas y a las víctimas con historiales financieros devastados. Una de ellas llegó a figurar como deudora irrecuperable en el Banco Central; otra quedó en “alto riesgo de insolvencia” y la restante en “situación crediticia con problemas” según registros de Veraz.
Lo más llamativo fue el destino del dinero. Según fuentes judiciales, el imputado dilapidó la fortuna en consumos superficiales: viajes a Buenos Aires en vuelos de fin de semana, visitas a casinos, compras compulsivas en shoppings con predilección por los perfumes, servicios de transporte privado y gastos online de todo tipo. No hay rastros de inversiones ni bienes a su nombre.
El hombre, que trabajaba como camillero en un sanatorio de la capital provincial, fue detenido el 15 de septiembre por la Policía de Investigaciones en su casa de calle Vélez Sarsfield al 2100, en Santo Tomé. Durante la audiencia imputativa ante el juez Leandro Lazzarini, la fiscal Tolosa describió los cuatro hechos y adelantó que pedirá la prisión preventiva en la audiencia de medidas cautelares fijada para mañana.
Además del daño económico, la fiscal relató que De la Peña llegó incluso a amedrentar a las víctimas cuando éstas comenzaron a sospechar. Una de ellas, maestra y víctima de la estafa más grande, declaró que al reclamarle, él le dijo que “era una psiquiátrica” y que “no tenía que contarle nada a nadie sino la iba a pasar mal”.