27/09/2025 - Edición Nº963

Internacionales

Tradición milenaria

Cómo se prepara el Muro de los Lamentos para Rosh Hashaná

22/09/2025 | Retiran las notas con oraciones para renovar el espacio sagrado en Año Nuevo judío.



En la Ciudad Vieja de Jerusalén, cada víspera de Rosh Hashaná —el Año Nuevo judío— se realiza un ritual que combina tradición, fe e historia: la limpieza del Muro de los Lamentos. Entre las piedras milenarias de este sitio sagrado se acumulan miles de pequeños papeles con oraciones, pedidos, deseos y agradecimientos que visitantes y creyentes colocan durante el año. Con guantes y utensilios especiales, los encargados del lugar retiran los papelitos con respeto y los trasladan al Monte de los Olivos, cementerio de gran relevancia espiritual, donde descansan en un entorno sagrado.

Rosh Hashaná, que en hebreo significa “cabeza del año”, marca el inicio del calendario civil judío y suele celebrarse entre septiembre y octubre, de acuerdo al calendario hebreo lunisolar. Esta festividad comienza el primer día del mes de Tishri y en 2025 dará inicio al año 5786. No es solo una celebración de comienzos, sino también un tiempo de reflexión sobre el pasado, de examen de la propia relación con Dios y de preparación espiritual para los llamados Diez Días de Arrepentimiento, que culminan en Yom Kipur, el día más sagrado del judaísmo.

El Muro de los Lamentos, conocido en hebreo como Kotel, es el último vestigio del Segundo Templo de Jerusalén, destruido por las legiones romanas en el año 70 de nuestra era. El templo, que había sido reconstruido en tiempos del rey Herodes, era el corazón de la vida religiosa judía. Su caída marcó el inicio de una diáspora que se prolongó por siglos y convirtió a este muro occidental en un símbolo de resistencia, identidad y esperanza para generaciones de judíos.


El Muro de los Lamentos en Jerusalén, preparado para recibir nuevas plegarias en vísperas de Rosh Hashaná.

La costumbre de colocar notas en sus grietas comenzó hace varios siglos y se expandió con el tiempo. Hoy, millones de personas de todas las religiones y nacionalidades participan de la práctica. Incluso existen servicios digitales que permiten enviar oraciones en línea: estas son impresas y depositadas en el muro por voluntarios, ampliando el alcance de una tradición que traspasa fronteras.

El procedimiento de limpieza se realiza dos veces al año, antes de Pésaj (la Pascua judía) y de Rosh Hashaná. Más allá de la acción física de retirar los papeles, el gesto tiene un profundo significado espiritual: preparar el muro para recibir nuevas plegarias en un nuevo ciclo. Se interpreta como un acto de renovación, de apertura hacia el futuro y de confianza en que cada año trae consigo nuevas oportunidades.

Rosh Hashaná marca el comienzo del calendario judío y da inicio a los “Diez Días de Arrepentimiento”, un período de reflexión que culmina en Yom Kipur, la jornada más solemne del judaísmo. En este contexto, el Muro de los Lamentos se convierte en un epicentro de peregrinación y oración, donde miles de fieles se congregan para pedir perdón, agradecer y proyectar esperanzas.


Yom Kipur, la jornada más solemne del calendario judío, está dedicada al arrepentimiento y la reflexión mediante el ayuno y la plegaria. En la foto, judíos ultraortodoxos oran frente al Muro de los lamentos en la Ciudad Vieja de Jerusalén durante esta conmemoración.

Aunque hoy es una de las fechas más importantes del judaísmo, sus orígenes no son del todo claros. En la Biblia hebrea, en el libro de Levítico (23:24-25), se menciona que el primer día del séptimo mes debía ser observado como un día de descanso y con el sonido del shofar, pero no se lo llama Rosh Hashaná. Con el tiempo, esa festividad del cuerno pasó a identificarse con el inicio del año nuevo, y la primera referencia con su nombre actual aparece en la Mishná, un texto legal rabínico del siglo II d.C.

Con cada limpieza, el Muro no solo se libera de miles de papeles acumulados, sino que también renueva su misión como espacio vivo de fe y encuentro. En sus piedras se entrelazan siglos de historia, memoria colectiva y espiritualidad, recordando que, a pesar de las guerras y transformaciones, sigue siendo uno de los mayores símbolos de unidad para el pueblo judío y un lugar de fascinación para millones de visitantes del mundo entero.


Tradicional pan trenzado Jalá, manzanas con miel y otros alimentos cargados de simbolismo, que representan la abundancia, la esperanza y el deseo de un año próspero.

El Rosh Hashaná tiene también rituales únicos que lo distinguen. El más conocido es el toque del shofar, un cuerno de carnero, que suena en las sinagogas en los días previos y durante la festividad como un llamado a la introspección y al arrepentimiento. Otro aspecto central son las comidas festivas, donde se sirve el tradicional pan trenzado Jalá, manzanas con miel y otros alimentos cargados de simbolismo, que representan la abundancia, la esperanza y el deseo de un año próspero. El trabajo está prohibido y la jornada se dedica a los rezos, las reflexiones y los encuentros familiares.