23/09/2025 - Edición Nº959

Política

Poder en disputa

Tiene apoyo de EE.UU., de Argentina no

23/09/2025 | Washington ofrece un salvataje financiero mientras en Buenos Aires se avanza con límites a los DNU. La paradoja del Gobierno: respaldo externo pero rechazo interno que erosiona legitimidad.



El gobierno de Milei atraviesa una paradoja notable: mientras en Washington se habla ya de un “salvataje” económico -con el Tesoro siendo visto como un aliado estratégico ante la corrida cambiaria argentina-, en Buenos Aires la oposición aceleró movimientos institucionales para reducir el poder ejecutivo, comenzando por los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). Lo externo y lo interno están en tensión: Estados Unidos parece dispuesto a contener la crisis financiera; en Argentina, crece el reclamo por reglas de juego democráticas que limiten el arbitraje presidencial.

En el ámbito legislativo nacional, la Cámara de Diputados prepara este martes un plenario conjunto de las comisiones competentes para tratar la media sanción que ya aprobó el Senado, la cual busca limitar el uso de los DNU por parte del Presidente. Entre sus puntos más salientes se encuentra una exigencia de ratificación bicameral dentro de los 90 días, la derogación automática si no se cumple ese plazo, y la prohibición de los DNU tipo “ómnibus” que abarquen demasiados temas heterogéneos.

Mientras tanto, desde el extranjero llega respaldo económico. El “salvataje” que se menciona consiste en que el gobierno de los Estados Unidos, a través de sectores vinculados con la administración Trump, evaluaría apoyar a la Argentina en su intento por frenar la depreciación del peso y contener la fuga de capitales. Es una ayuda financiera que actúa como señal política, tanto para los mercados como para organismos multilaterales.

Pero ese brazo sólido desde afuera no parece alcanzar para recomponer el consentimiento interno. Muchos argentinos interpretan la reforma a la Ley de DNU no como un gesto de fortalecimiento del Congreso, sino como un correctivo obligado por las derrotas legislativas y la pérdida de respaldo social. El discurso presidencial de autoridad fuerte ya no convence a quienes sintieron el peso del veto, del decreto y del grito. Aparecen cansancio, desconfianza, exasperación ante la perfección exigida e intransigencia.

Esta dualidad -apoyo externo, rechazo interno- subraya los límites estratégicos de la forma de poder que Milei ha impulsado. Mientras que en el plano internacional parece que se restablecen alianzas y salvavidas, en el país la legitimidad se juega en el reconocimiento de fallas, en la capacidad de diálogo y en conceder espacios de autonomía institucional. Si el estilo autoritario persiste, aun con US Treasury detrás, el riesgo es que esa legitimidad externa siga siendo vista por cada vez más argentinos como algo ajeno, distante, simbólico, pero sin raíces reales.

En suma: el gobierno tiene respaldo de USA, pero de Argentina no. Puede sostenerse por decreto, por reservas o por préstamos; pero no puede gobernar solo con el eco de lo que viene de afuera. Para sostener el poder, necesita algo más que auxilios financieros: necesita recuperar la confianza que los vetos, las tensiones y la concentración de mando le han ido quitando.