30/09/2025 - Edición Nº966

Deportes


Cuando el deporte incluye

El surf como terapia, una nueva propuesta que ayuda a las personas con discapacidad

27/09/2025 | En Mar del Plata, un grupo de terapistas ocupacionales y acompañantes terapéuticos busca mejorar las condiciones de vida de niños y adultos con una propuesta lúdica y de contención. Afirman que esta disciplina contribuye a tratar fobias y trastornos de ansiedad o depresión.



"Todos somos iguales ante una ola", dijo alguna vez el surfista estadounidense Laird Hamilton, uno de los deportistas más talentosos sobre el agua. Y en Mar del Plata, un grupo de terapistas ocupacionales y practicantes de surf tomó a rajatabla esa máxima y también buscó "igualar" a través de este deporte, sobre todo en cuanto a mejorar las condiciones de vida de niños y adultos con discapacidades cognitivas, trastornos de ansiedad y depresión o simplemente fobias.

Ellos son Terapia Marea, un proyecto que nació en la ciudad feliz y en el que se practica el "surf terapéutico", una especialidad lúdica que conecta a las personas y les brinda una experiencia distinta del tratamiento convencional de cada patología.

“Terapia Marea arrancó en verano, en enero, a partir de unas ganas de unir el amor de nuestras vocaciones con el amor del mar. Yo soy estudiante de terapia ocupacional, mientras que Javi y Mari, mis socios, son acompañantes terapéuticos. Todos surfeamos, así que queríamos poder generar ese espacio en donde las personas puedan venir, disfrutar del deporte y conectar con el mar, pero sobre todo sentirse acompañados”, dice Manuela Fasce a NewsDigitales, en una entrevista grupal con el resto del equipo conformado por Marina Piazza y Javier Presta.

-¿Cómo desarrollaron la idea de conectar el surf con la terapia?

-Javier: Todo arrancó en la playa y después en la pileta, porque pensamos que en invierno esto lo teníamos que continuar porque es una actividad que no puede perderse. O sea, la idea es utilizar el surf como terapia en el mar. ¿Pero qué pasa? Acá tenés enero, febrero y después ya marzo la mayoría de las personas vuelve a sus actividades normales. Entonces de 12 meses tenés dos meses que podés hacer las terapias los fines de semana (y contando con que el tiempo te acompañe). Entonces dijimos: tenemos que tratar de continuar durante el resto del año, porque sino, no tiene sentido todo lo que vos lograste, lo poco o lo mucho, no importa, pero lo que vos hayas logrado con esa persona, o mejor dicho lo que esa persona haya logrado avanzar en sí misma. Hacer la terapia sólo 5 o 6 fines de semana no tenía sentido porque era todo lo que duraba el verano.

-¿A quiénes está dirigida?

-Manuela: La propuesta siempre fue destinarla a personas con discapacidad cognitiva, pero también a aquellas que tengan algún trastorno de ansiedad, depresión, o simplemente que quieran empezar a afrontar sus miedos, a perderle el miedo al agua. Entonces formamos un espacio seguro para que se sientan acompañados y que sea una persona que los puede guiar, que los escucha.

-¿Cómo tratan el miedo a nadar? Porque me imagino que más que nada las personas con discapacidad no todas deben saber nadar.

-Javier: Mirá, por lo general, la persona que tiene discapacidad el temor no lo percibe, porque el umbral del miedo o del dolor no lo tienen, entonces se meten al agua. El tema está por ejemplo con personas adultas que por ahí han tenido alguna situación, algún evento que les haya generado miedo o alguna fobia, entonces eso lo tratamos muy despacio entre los tres. Tratamos de estar con esa persona, de apoyarla todo el tiempo, le vamos hablando, le vamos explicando qué es lo que vamos a hacer primero y vamos a ir avanzando en la medida que esa persona vaya logrando su confianza y, así, también le vaya perdiendo el miedo al agua. Cada persona tiene sus tiempos. Si la persona dice, hasta acá llego, listo, hasta acá llego y trabajamos con eso.

-¿Y cómo enfocan las medidas de seguridad en el mar?

-Manuela: En verano antes de entrar al mar se les explica cómo es la clase y cómo pararse en la tabla, y todos nosotros siempre tenemos en cuenta las medidas de seguridad donde evaluamos que la marea no esté muy alta, cómo están las olas, cómo está esa persona... o sea hay todo un contexto que uno trata de encuadrar para que la clase sea lo más armónica posible. No vamos a meter a alguien al agua cuando el día no nos acompaña o hay mucho viento. Como decíamos anteriormente, las personas con discapacidad, en este caso nuestros alumnos, por lo general son niños y adolescentes, no suelen percibir el miedo, sino más que nada es el estímulo el que les llama la atención y la necesidad o el querer ir al agua y meterse, incluso meter la cabeza abajo del agua. El agua para ellos es un estímulo, digamos.

Mardel, una ciudad de surf

-Ahora, Mar del Plata es una ciudad por excelencia en surf y hay distintas playas donde uno tiene mareas más altas, más bajas, más tranquilas. ¿Dónde suelen practicar ustedes con los alumnos?

-Manuela: Nosotros en verano estábamos practicando en una playa del sur que se llama Pura Vida, a la altura del barrio San Carlos. Para este verano estamos viendo, no podemos darte mucho spoiler pero tratamos de que el proyecto se quede en el sur porque queda muy marginado. Hay muchas cosas que se hacen en cuanto a la discapacidad en otros sectores como las playas del norte y del centro, pero está bueno que tengamos esta propuesta por acá para que la gente de esta zona no tenga que trasladarse tanto.

-Javier: Igualmente no son muchas. El Torreón lo modificaron hace poquito pero antes no tenía (acceso para discapacitados), Varese, Playa Grande no tienen, y lo último que hicieron fue en el Balneario 0, pero es una bajada en tierra nada más, no hay rampa ni nada. Lamentablemente falta mucho para que la gente con discapacidad pueda tener acceso a la playa que quiera. Todo bien con las bajadas públicas, que tenés cada 200 o 300 metros, pero son tremendas escaleras que tenés que bajar. Yo entiendo que en la geografía de Mar del Plata la zona sur es todo Acantilados, no te lo discuto, pero se pueden hacer ciertas modificaciones. En lugar de una escalera con escalones cortos de madera, hace una con escalones largos y de concreto o con descanso. Una persona con discapacidad que se tenga que trasladar de la zona sur hasta Varese en verano, no va a ir.

-¿Qué es lo primero que evalúan en las clases?

-Marina: Primero tratamos de observar mucho, qué les gusta, qué no, nos enfocamos en la familia también y en saber todo lo que podamos sobre esa persona. Si bien trabajamos y hacemos juegos, hacemos el uno a uno y su vinculación con el agua y con la tabla. En este momento trabajamos con personas con discapacidades cognitivas o emocionales, todavía no hemos incorporado a las que tienen alguna discapacidad motriz.

-Manuela: También hay que diferenciar el surf adaptado del surf terapéutico, que es lo que nosotros hacemos. Cuando se habla de discapacidad motriz se requiere de otro tipo de actividades y de la adaptación de la tabla. Dentro de Mar del Plata somos los únicos que hacemos surf terapéutico, que es algo muy distinto, que es algo más de acompañar el proceso.

-¿Qué modificaciones ven desde que ingresan en la primera clase?

-Marina: Los cambios en la conducta se notan muchísimo, sobre todo cómo lo disfrutan, sus sonrisas. A veces pueden parecer pequeños logros pero para ellos es un avance notable. Incluso los papás nos cuentan que en la semana mencionan la palabra "surf" y eso indica que quieren volver. Además, socializan con otras personas que no conocen y cuando van pasando las clases ya los reconocen y empiezan a interactuar. La filosofía del surf es que todos somos iguales, no hay status social.

-¿Cómo conjugan esta terapia con la psicológica?

-Marina: No pasa con todos pero cuando nos piden realizamos informes y nos comunicamos con sus psicólogos o psiquiatras. Somos un equipo interdisciplinario y entre todos hacemos un abordaje múltiple. Si bien usamos al surf como herramienta, no es tanto desde lo deportivo su enfoque sino más bien como una terapia. 

-¿Hay algún límite de edad?

-Javier: No hay edades para aprender a surfear. No es como en otros deportes donde vos decís: a los 30 años querés empezar a jugar al hockey o al rugby y te van a decir que ya pasó el tiempo. En cambio, en el surf hay gente que aprendió a subirse a una tabla a los 60 años, porque es el mero disfrute. Uno no surfea para competir, sino para sentirse bien y conectarse con el mar. Liberarse la cabeza. Por eso también es abierto para todos y ayuda en lo psicológico.

-Marina: Además, cuando uno surfea lo disfruta ese día pero lo contás toda la semana, y es lo que nos pasa con nuestros alumnos. Uno de los papás nos cuenta siempre los videos de surf que mira su hijo, hay otro que conectó la canción de Terapia Marea con el surf y la canta toda la semana. Por eso es una vivencia. Está comprobado en muchos países que el surf es una terapia en sí misma que ha ayudado incluso a evitar suicidios. Solamente en nuestro país no se lo toma así. 

-¿Por qué?

-Marina: Porque falta apoyo del Estado y regulación. Vos pensá que Mar del Plata, con la historia que tiene en el deporte y la cantidad de campeones de surf, es increíble que no se haya llegado a eso. Pero ahí entra la diferencia que contábamos antes: se habla mucho de surf adaptado, pero no de los beneficios en la salud mental que te da el surf terapéutico. 

-Javier: Nosotros caemos en lo que es una terapia alternativa, y podemos estar debatiendo horas sobre por qué no lo homologan. Recién hace un par de años se reconocieron los beneficios de la equinoterapia y la músicoterapia. Quizá falta presentar proyectos con fundamentación científica (que la hay). Por ejemplo España está en la delantera en cuanto al surf terapéutico porque hacen estudios constantemente, y en Estados Unidos incluso se lo estudia sobre los beneficios para el espectro autista. Acá todavía sigue siendo a pulmón. 

Manuela: Lo que genera también es la felicidad de lograr algo, porque el surf se trata de una caída tras otra en el agua y eso es lo que tratamos. Vas, te caés, te levantás y seguís. Y también pasa que alguno puede ver que otro se cae y le genera una frustración, y eso también hay que trabajarlo. No dejamos que los chicos se vayan frustrados, sino que pueda volver. Es una enseñanza para la vida, porque llega un momento que te vas a parar en la ola.