27/09/2025 - Edición Nº963

Internacionales

Represión transnacional

Exiliados nicaragüenses bajo amenaza: la estrategia que los persigue

24/09/2025 | Un informe revela una red de hostigamiento global contra opositores nicaragüenses, que incluye espionaje, persecución digital y asesinatos.



El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha extendido sus mecanismos de represión más allá de las fronteras de Nicaragua. Según un informe presentado por el Grupo de Expertos en Derechos Humanos de la ONU, el gobierno ha puesto en marcha una estrategia de "brazo largo" que busca vigilar, intimidar y castigar a la oposición incluso en el exilio. Esta política convierte a miles de refugiados en blancos permanentes, anulando la posibilidad de un espacio seguro fuera del país.

El documento expone que esta estructura está respaldada por una red de inteligencia que involucra al Ejército, la Policía, el Ministerio del Interior, el ente regulador de telecomunicaciones Telcor y grupos paramilitares. Todos ellos operan bajo control directo de la pareja presidencial, configurando un entramado que mezcla espionaje clásico, vigilancia digital y represión social para silenciar a las voces críticas.

Asesinatos fuera de Nicaragua

Uno de los episodios recientes que refuerza estas denuncias es el asesinato en Costa Rica del mayor retirado Roberto Samcam, exiliado y opositor que mantenía vínculos con la cúpula militar nicaragüense. El crimen, que generó conmoción en San José, se suma a otros casos que reflejan un patrón de persecución. Entre ellos destacan los ataques contra Rodolfo Rojas en Honduras y Jaime Ortega Chavarría en Upala, todos en contextos que apuntan a la misma lógica represiva.

Estos hechos no son aislados. El informe de Naciones Unidas sostiene que el objetivo de Managua es neutralizar a la oposición incluso en los países de refugio, donde supuestamente deberían estar protegidos. La violencia se presenta como un recordatorio de que ninguna frontera garantiza inmunidad frente al control del Estado nicaragüense.

Espionaje y vigilancia digital

A la violencia física se suma una maquinaria de espionaje digital y control de comunicaciones. Los expertos documentaron interceptaciones de llamadas, monitoreo de redes sociales y el uso de troles coordinados para difundir campañas de odio contra exiliados y periodistas críticos. Estas acciones buscan aislar, desacreditar y amenazar a quienes denuncian las violaciones a los derechos humanos.

El sistema también contempla la infiltración de informantes en comunidades migrantes y la creación de un ambiente de miedo constante. De esta manera, el exilio se convierte en una prolongación del mismo escenario de intimidación que se vive dentro de Nicaragua.

Castigos administrativos y familiares

Más allá de los ataques directos, la represión se extiende mediante castigos administrativos. Entre ellos figuran la negación de pasaportes, la anulación de documentos oficiales, la confiscación de bienes y la persecución a familiares que permanecen en Nicaragua. Estas medidas buscan quebrar psicológicamente a los opositores y generar un costo personal y económico por mantener su disidencia.

El informe remarca que la combinación de estas prácticas constituye una estrategia de control total, donde el Estado convierte cualquier intento de escapar en una experiencia marcada por la inseguridad y la vulnerabilidad.


Daniel Ortega y su esposa en su juventud. 

La mirada del tirano

La denuncia de la ONU refuerza la percepción de que Nicaragua se ha convertido en un Estado policial sin límites territoriales. El régimen de Ortega no solo sofoca la disidencia interna, sino que ahora extiende su radio de acción más allá de sus fronteras, enviando un mensaje inequívoco de que la oposición será perseguida dondequiera que se encuentre.

Este escenario plantea un desafío directo a la comunidad internacional, que enfrenta el dilema de proteger a los exiliados sin agravar la tensión diplomática con Managua. La consolidación de este modelo represivo amenaza con sentar un precedente peligroso en la región y erosiona los principios básicos de protección internacional para quienes buscan refugio.