
Victoria Villarruel volvió a marcar distancia con el gobierno de Javier Milei –como si ella no hubiera llegado a su cargo en la misma boleta de la que era parte el Presidente- por la crisis laboral que se traduce en cierres de empresas y despidos masivos.
Al finalizar una charla que ofreció en la Universidad del Salvador, la vicepresidenta fue increpada por la hija de un trabajador despedido de la empresa de porcelanatos ILVA, que al cerrar su planta en Pilar dejó a 300 personas sin trabajo. Paradójicamente, el título de la charla que dio Villarruel era "La política como servicio al bien común desde la vivencia personal".
Ante la recriminación de la mujer, la compañera de fórmula de Milei respondió que: "Las explicaciones las tiene que dar el Poder Ejecutivo, que toma las decisiones. Yo interferiría en algo de lo cual no tengo la información suficiente"
En los últimos días la vice había protagonizado una escena similar, en su visita a la empresa de neumáticos Fate, castigada por la apertura de importaciones que impulsa el Gobierno, tal vez inspirado en lo que en múltiples oportunidades recomendó el diputado y economista José Luis Espert, que pedía “terminar con el verso de la sustitución de importaciones”.
"Escucho los reclamos de los trabajadores, pero mi función es legislativa entonces tampoco puedo decidir sobre eso porque no depende de mí", dijo la vice en dicha oportunidad, con notorias muestras de incomodidad.
GZ