25/09/2025 - Edición Nº961

Opinión


Mercados para pocos

En el caos, algunos igual ganan

25/09/2025 | Mientras el dólar marca la tensión social y política del país y el Banco Central pierde reservas, un grupo reducido de inversores logra beneficios millonarios aprovechando movimientos en bonos, acciones y dólares financieros. La clave: entrar y salir en el momento justo en un mercado volátil.



En la Argentina, el dólar se ha convertido en un termómetro social y político que marca cada hora el pulso de la crisis. Esta última semana, mientras el Banco Central perdió más de mil millones de dólares de reservas en apenas tres días y la tensión cambiaria ocupaba la agenda pública, hubo operadores financieros que hicieron fortunas en cuestión de horas. En el mismo escenario donde la mayoría ve incertidumbre y deterioro, un grupo reducido encontró oportunidades para multiplicar su capital.

El movimiento más comentado estuvo en los bonos globales, esos títulos emitidos bajo ley extranjera que concentran buena parte de la deuda argentina. El Global 2030 (GD30) y el Global 2035 (GD35), que habían caído fuerte en las jornadas previas, rebotaron con violencia tras las versiones de un acuerdo de financiamiento con Estados Unidos.

Algunos jugadores compraron GD30 a precios deprimidos, en torno a los 20 dólares por cada 100 de valor nominal, y lograron venderlos dos o tres jornadas después con subas de hasta el 10%. En un mercado de grandes volúmenes, ese margen significa millones.

Algo similar ocurrió con las acciones de empresas argentinas que cotizan en Nueva York. Los papeles de bancos como Galicia o Macro y de energéticas como YPF venían de derrumbes continuos, pero repuntaron bruscamente en la misma secuencia de noticias. Quien se animó a entrar en el momento de mayor pesimismo y supo salir en el rebote de confianza, embolsó diferencias que en mercados más estables demoran meses en conseguirse.

La operatoria cambiaria también dejó ganadores. La brecha entre el dólar MEP y el contado con liquidación se comprimió en cuestión de horas, lo que habilitó arbitrajes veloces. Quienes compraron dólares financieros en el mercado más barato y los revendieron en el más caro repitieron la maniobra varias veces antes de que la diferencia se deshiciera. No se trata de grandes márgenes por operación, pero sí de ganancias acumuladas que, con liquidez suficiente, se vuelven cuantiosas.

El Banco Central, al intervenir con ventas masivas de reservas, ofreció otra pista decisiva. Al fijar implícitamente un techo al mayorista, permitió a los que leyeron esa señal anticiparse: vender dólares justo antes de la oferta oficial o comprar activos en pesos apostando a que la presión cambiaria se frenaría. Esa lectura de la “mano oficial” fue, para quienes estuvieron atentos, un negocio en sí mismo.

La clave de todo esto no fue un plan maestro ni un análisis de largo plazo, sino el tiempo exacto en que se entró y se salió de cada jugada. En un mercado chico y volátil, con precios que se mueven por rumores tanto como por decisiones concretas, el que dispone de capital, velocidad y acceso logra transformar la inestabilidad en ganancia.

Los bonos globales que cambian de precio en cuestión de horas, las acciones que suben o bajan con cada declaración política y las brechas cambiarias que se abren y se cierran son la materia prima de esos beneficios.

Mientras tanto, para la mayoría, el dólar sigue siendo un problema cotidiano que encarece la vida y erosiona salarios. Pero en ese mismo caos, algunos igual ganan.