
El gobernador bonaerense Axel Kicillof volvió a quedar en el centro de la escena política tras participar de un encuentro junto al presidente chileno Gabriel Boric en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. La controversia se desató por una fotografía en la que ambos aparecen sosteniendo una bandera con simbología antártica, territorio que forma parte de los reclamos de soberanía tanto de la Argentina como de Chile.
El hecho no pasó desapercibido: mientras desde el kirchnerismo celebraron la presencia internacional de Kicillof como una señal de proyección política y liderazgo opositor, desde el oficialismo nacional cuestionaron lo que interpretan como un gesto diplomáticamente riesgoso en un tema considerado política de Estado, como es la soberanía sobre la Antártida.
El encuentro se produjo en un evento moderado por Boric titulado “En defensa de la democracia, combatiendo el extremismo”. Allí, Kicillof se mostró como figura invitada y aprovechó para profundizar su perfil opositor al presidente Javier Milei en el plano internacional. Sin embargo, la aparición de la bandera antártica en la foto oficial encendió alarmas en sectores nacionalistas que interpretan la escena como una concesión simbólica a las pretensiones chilenas en la región.
Desde el gobierno argentino todavía no hubo pronunciamientos oficiales, aunque en la diplomacia regional saben que cualquier gesto vinculado a la Antártida es delicado. Chile mantiene históricamente reclamos superpuestos con Argentina y Reino Unido sobre ese territorio estratégico.
La protección de los océanos y la Antártica, junto a la preservación de la biodiversidad marina, fueron grandes temas que tratamos durante esta semana en Naciones Unidas y hoy, con la ex Primera Ministra de Nueva Zelanda, @JacindaArdern, quien como parte de la ONG Conservation… pic.twitter.com/sabwWFvvfR
— Gabriel Boric Font (@GabrielBoric) September 25, 2025
En paralelo, el episodio deja al descubierto la tensión política interna: mientras Milei utiliza el discurso soberanista como uno de los pilares de su narrativa, un opositor de peso como Kicillof se mostró en el exterior acompañado de un presidente extranjero, exhibiendo una bandera que genera interpretaciones encontradas.
Lejos de pasar inadvertida, la foto en Nueva York se convirtió en un nuevo capítulo de la disputa política argentina. Para unos, Kicillof se posiciona como referente internacional del progresismo regional; para otros, incurre en un gesto imprudente que erosiona una de las causas históricas más sensibles de la política exterior argentina.