
Carolina Papaleo se define como un “compendio” de todas las facetas que ha transitado: actriz, hija de padres intensos y figuras del espectáculo, ciudadana comprometida y, en cierta medida, política. “Qué sé yo, las situaciones que uno va transitando por la vida hacen la Carolina que soy hoy. Y me gusta”, asegura.
En un momento de pausa y reflexión, la actriz cuenta que ha dejado de estar en automático, dedicando tiempo a pensar y revisar su recorrido personal y profesional. Confiesa que crecer con padres tan reconocidos como Leo y Roy implicó navegar entre intensidades y enemistades heredadas. “Cuando empecé mi carrera, mucha gente me vio nacer. Incluso hoy me pasa. Mis viejos han sido muy intensos y se ganaron muchos enemigos, y eso impactó en mi trabajo”, recuerda.
A pesar de los desafíos, Papaleo logró consolidarse por mérito propio. Recuerda su primer protagónico en Canal 7, con Sergio Renán, y cómo, más allá del apellido, su esfuerzo y talento hablaron por ella. Sin embargo, admite que pertenecer a una familia con historia política y mediática conlleva un costo: “Ser peronista en este país siempre tiene un costo. Todo lo que pasó siempre tiene un costo, y vivir del arte agrava ese problema, porque te tildan de muchas maneras”.
La conversación deriva hacia su mirada sobre la cultura y la proyección internacional de Argentina. Papaleo apuesta por recuperar el audiovisual nacional como vehículo de identidad y proyección cultural: “Lo cultural es un arma poderosa. Exportar una novela no es solo contar una historia: es mostrar quiénes somos, nuestra manera de vivir, cómo comemos, cómo nos relacionamos”, afirma, evocando experiencias como su visita a Corea del Sur y el auge del K-pop como ejemplo de penetración cultural global.
La actriz también analiza la influencia de las plataformas y las redes sociales en la difusión cultural, y cómo estas transforman la manera en que se consumen contenidos: “Todo lo que se transmite está condicionado por intereses comerciales. Netflix, por ejemplo, no muestra todo, pero la cultura tiene un poder que penetra incluso en lo cotidiano”.
Finalmente, Papaleo aborda la realidad social argentina, la crisis económica y el impacto sobre la vida de los ciudadanos: la pérdida de propiedades, la devaluación y la dificultad para acceder a bienes básicos son parte de un panorama que, según ella, “es irrecuperable para quienes lo sufren”. Aun así, sostiene que el arte y la cultura ofrecen herramientas para reflexionar, identificarse y proyectar la identidad del país hacia el mundo.
“Soy todas esas Carolinas y algunas más. Y este es un momento para mirar hacia atrás, aprender y seguir adelante”, concluye.