
Ayer el INDEC difundió los números oficiales de pobreza e indigencia. Durante el primer semestre de 2025, la pobreza alcanzó al 31,6% de la población, lo que representa una caída de 21,3 puntos porcentuales respecto al mismo período de 2024. En el caso de la indigencia, el indicador se ubicó en 6,9%, una baja de 11,2 puntos en comparación con el 18,1% registrado un año atrás.
El Gobierno celebró estas cifras como una señal de recuperación. Sin embargo, varios centros de estudios y especialistas ponen en duda su representatividad. La Universidad Católica Argentina (UCA), en un comunicado, sostuvo: “sin descontar que se evidencian mejoras, corresponde decir que los datos oficiales sobrerrepresentan la magnitud del alivio social”.
🏫 COMUNICADO DE LA UCA
— Centro Argentino de Datos (@CentroDatosArg) September 25, 2025
📉 Advierten que la caída de la pobreza informada por INDEC está "sobrerrepresentada"
📊 El comunicado advierte que el aumento de tarifas llevado a cabo en 2024 deformó la medición pic.twitter.com/gLAubHw4k4
¿Por qué se cuestiona la medición?
1. Canasta desactualizada
La pobreza se mide comparando los ingresos familiares con el costo de una canasta básica total (CBT), que incluye alimentos y gastos no alimentarios (transporte, vestimenta, educación, salud, etc.). El problema es que la estructura de esa canasta se basa en una encuesta de hogares de 2004. Eso implica que los alimentos están sobrerrepresentados y que los servicios —cuyo peso creció fuertemente en las últimas décadas— aparecen subestimados.
El impacto no es menor: mientras el nivel general de precios subió 164% entre diciembre de 2023 y septiembre de 2025, la canasta de servicios públicos del AMBA lo hizo en 526%, según un informe de la UBA-CONICET. Este desfasaje reduce artificialmente la línea de pobreza y tiende a mostrar menos hogares pobres de los que realmente hay.
2. Limitaciones de la EPH
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH), base de los cálculos del INDEC, releva a unas 20.000 familias. Allí se indaga principalmente sobre ingresos laborales, pero las respuestas suelen ser incompletas o imprecisas. Por costumbre o desconfianza, muchas personas declaran menos de lo que ganan, lo que sesga los resultados.
Consultoras como Equilibra remarcan que desde fines de 2023 la EPH introdujo ajustes para captar ingresos no laborales. Esto mejoró la precisión de los datos, pero también alteró la serie histórica: parte de la fuerte baja de la pobreza que se observa entre 2024 y 2025 responde más a un cambio metodológico que a una mejora real de los ingresos de los hogares.
LA POBREZA SIGUIÓ CAYENDO EN EL PRIMER SEMESTRE DE 2025
— equilibra (@_equilibra) September 25, 2025
El INDEC dio a conocer el dato de pobreza e indigencia en personas del primer semestre de 2025 (1S-25): 31,6% y 6,9%, respectivamente. En comparación con la segunda mitad del 2024 estas cifras equivalen a un descenso de 6,5… pic.twitter.com/cVMTb2yCi7
De hecho, al corregir por subdeclaración y actualizar la CBT, la tasa de pobreza para octubre 2024 - marzo 2025 se ubicaría en 43,3%, casi 9 puntos por encima de la oficial.
Más allá de las críticas
A pesar de estos cuestionamientos, hay dos factores que efectivamente ayudaron a mejorar el ingreso de los sectores más vulnerables durante el primer semestre de 2025:
1. Menor inflación de alimentos: El IPC de alimentos se desaceleró al 2,5% en el semestre, contra el 9,4% registrado un año antes, lo que alivió directamente el gasto de los hogares pobres.
2. Mejora en la AUH. La Asignación Universal por Hijo aumentó su valor real un 6,4% respecto al primer semestre de 2024, y un 1,5% en comparación con el semestre inmediato anterior.
La estadística muestra un alivio en la pobreza, pero la discusión metodológica revela que esa mejora podría ser más moderada de lo que señalan los números oficiales. Entre canastas desactualizadas, cambios de encuesta y realidades dispares en los ingresos, lo que queda claro es que la foto del INDEC no termina de reflejar el pulso social de los barrios, donde la inflación y el ajuste todavía marcan el día a día.