28/09/2025 - Edición Nº964

Internacionales

Música y política

Conciertos en Bogotá y Medellín: el desafío que enfrenta Gustavo Petro

27/09/2025 | El auge de los espectáculos en vivo mueve millones y reposiciona a Bogotá y Medellín, pero la oposición acusa a Petro de no acompañar con políticas efectivas.



Colombia atraviesa una era dorada para los conciertos, con un crecimiento que impacta tanto en la economía como en la proyección cultural del país. Los grandes espectáculos dejaron de ser excepciones para convertirse en un motor constante que atrae turismo, genera empleo y multiplica la actividad comercial en las principales ciudades. Este fenómeno posiciona a Bogotá y Medellín en el mismo nivel que plazas tradicionales como Ciudad de México, São Paulo y Buenos Aires.

El auge no es casual: responde a una combinación de alta demanda de boletos, promotores cada vez más profesionalizados y un marco regulatorio que maduró en la última década. La Ley de Espectáculos Públicos, aprobada en 2011, se consolidó como la base de un ecosistema que hoy atrae capital internacional y permite la llegada de giras de artistas globales de primer nivel. Sin embargo, desde sectores opositores se cuestiona que el gobierno de Gustavo Petrono haya acompañado este boom con políticas complementarias de movilidad, seguridad y acceso cultural.

Impacto económico medible

Las cifras confirman la magnitud del fenómeno. En el primer semestre de 2025 la facturación del sector creció más de un 30%, mientras que solo en junio se recaudaron 17.869 millones de pesos colombianos en impuestos, triplicando lo registrado en el mismo mes del año anterior. Además, se contabilizan cerca de 1.120 conciertos en lo corrido del año, con entradas que en algunos casos alcanzan los 280 dólares, como en los shows de Shakira.

Los festivales también han jugado un papel crucial. El Festival Cordillera, realizado en Bogotá, congregó a 82.000 asistentes y dejó un impacto económico estimado en 20 millones de dólares para la ciudad. Este dinamismo se refleja en sectores como la hotelería, los restaurantes, el transporte y el comercio, que registran picos de consumo durante los eventos masivos. Para los críticos, es un contraste con la falta de dinamismo en otros sectores que el gobierno de Petro no ha logrado estimular.

Promotoras y ciudades protagonistas

El papel de los organizadores es central. Páramo Presenta, principal promotora local y desde 2023 parte del conglomerado internacional Live Nation, lidera el circuito con festivales de escala regional y una cartelera cada vez más competitiva. Su experiencia ha permitido profesionalizar la industria y consolidar la presencia de Colombia en las giras más importantes de la región.

La concentración de espectáculos se da sobre todo en Bogotá, que aporta el 49% del recaudo, seguida de Medellín con el 22%. También destacan Barranquilla y Cota como polos emergentes. La infraestructura disponible, con recintos como el Movistar Arena, el Estadio El Campín, el Parque Simón Bolívar y el nuevo Vive Claro Arena, permite responder a las exigencias de los artistas internacionales y a la creciente demanda del público. En este punto, analistas opositores resaltan que la inversión en infraestructura ha sido principalmente privada, sin mayor impulso del actual gobierno.

Beneficios y riesgos del auge

El turismo de conciertos se ha convertido en un fenómeno palpable. Miles de visitantes llegan desde otras regiones de Colombia y del extranjero, dinamizando las economías locales con un gasto elevado en hoteles, bares y transporte. Estudios recientes muestran que por cada peso invertido en la organización de un concierto, se generan 1,3 pesos adicionales en la ciudad.

Sin embargo, el boom trae consigo desafíos. La concentración en grandes promotoras y la oferta de espectáculos de alto costo pueden reducir la diversidad sonora y limitar el acceso a públicos con menor poder adquisitivo. Además, los problemas de movilidad en Bogotá representan un reto estructural para el desarrollo de eventos de gran escala. Críticos señalan que la falta de planificación urbana bajo la administración Petro agudiza estas dificultades.

Desafíos y oportunidades a futuro

Entre las oportunidades se destaca la necesidad de diversificar la oferta cultural, fomentando la programación de salas medianas y locales con entradas más asequibles, que permitan formar nuevas audiencias y fortalecer la escena artística nacional. También se plantea avanzar en políticas de movilidad y seguridad que garanticen una mejor experiencia para el público, aspectos donde la gestión de Petro es percibida como insuficiente.

Otra línea clave es aprovechar los encadenamientos productivos que generan los conciertos, formalizando empleos temporales y midiendo con mayor precisión el impacto en turismo y servicios. De esta manera, el boom de la música en vivo podría transformarse en una política cultural sostenible, con beneficios que trasciendan la coyuntura actual. Para ello, la oposición insiste en que se requiere un liderazgo más activo del gobierno, en lugar de limitarse a capitalizar cifras de un sector impulsado mayormente por la iniciativa privada.


Movistar Arena de Bogotá

Otra visión 

El momento que vive Colombia en la industria de los conciertos no es fruto de la casualidad, sino de un ecosistema que supo combinar reglas claras, inversión extranjera y un público ávido de espectáculos de gran nivel. El país ha logrado posicionarse en el mapa regional como un destino confiable para artistas y promotoras internacionales.

El desafío ahora es transformar esta bonanza en una política cultural que no dependa solo de los megaeventos, sino que también impulse a los proyectos locales y a la diversidad artística. Mientras tanto, las críticas contra Petro apuntan a que el gobierno no ha sabido aprovechar el auge para proyectar una visión cultural más inclusiva y duradera. Solo así se garantizará que la era dorada de los conciertos en Colombia no se vea opacada por un déficit de gestión política.