13/11/2025 - Edición Nº1010

Internacionales

Diplomacia en transformación

China desafía a Occidente con un movimiento sin precedentes

28/09/2025 | La ausencia de Xi Jinping en la Asamblea General y el lanzamiento de la Global Governance Initiative marcan un giro en la estrategia internacional de Pekín.



La diplomacia china atraviesa un momento de inflexión. En 2025, el presidente Xi Jinping sorprendió a la comunidad internacional al ausentarse de la Asamblea General de la ONU, un gesto sin precedentes en una fecha conmemorativa. Paralelamente, Pekín lanzó la Global Governance Initiative (GGI), presentada como un proyecto para reformar el sistema internacional y corregir lo que considera un sesgo histórico favorable a Occidente.

El mensaje es claro: China ya no se conforma con ser un actor más dentro de la estructura multilateral existente, sino que busca remodelar las reglas del juego global. El discurso oficial insiste en que no se trata de reemplazar a la ONU, sino de “actualizarla” para hacerla más representativa y equitativa, poniendo el acento en la soberanía estatal y la no injerencia. Sin embargo, críticos señalan que Pekín interpreta de forma selectiva principios como la integridad territorial o la autodeterminación, aplicándolos según su conveniencia.

De lo multilateral a lo minilateral

En los últimos años, China ha mostrado un giro desde el multilateralismo clásico hacia fórmulas de “minilateralismo”, es decir, espacios más pequeños y controlables, como foros regionales o mecanismos que lidera directamente. Esta estrategia le otorga mayor margen de maniobra y evita verse expuesta a bloqueos o presiones en organismos globales donde el peso occidental sigue siendo significativo.

El GGI funciona como paraguas conceptual para esa transición. En nombre de un multilateralismo “más justo”, China promueve alianzas flexibles con países del Sur global, ofreciendo financiamiento, infraestructura y respaldo diplomático. En este marco, la diplomacia china se presenta como alternativa a las instituciones tradicionales, cuestionando implícitamente la legitimidad del modelo de gobernanza liberal.

Símbolos y realidades

La ausencia de Xi en la Asamblea General fue leída como un gesto simbólico de desafección hacia el corazón del multilateralismo. Para algunos observadores, se trata de un indicio de que Pekín prioriza escenarios donde controla la narrativa, en vez de ceder protagonismo en el foro más universal. La estrategia combina crítica discursiva y construcción de instituciones paralelas, en un intento de desplazar el centro de gravedad de la gobernanza global hacia un modelo con “características chinas”.

El desafío para el sistema global es evidente: si esta lógica se expande y otras potencias replican la creación de estructuras paralelas, la ONU corre el riesgo de convertirse en un espacio de legitimidad formal pero con menor capacidad real de incidencia. En ese escenario, el mundo podría fragmentarse en bloques diplomáticos en competencia, cada uno con sus propias reglas.

China avanza 

China busca proyectarse no solo como potencia económica y militar, sino como arquitecta de un nuevo orden internacional. Su diplomacia en la ONU refleja esa ambición, mezclando gestos de distanciamiento, propuestas de reforma y creación de mecanismos alternativos. La incógnita es si el Global Governance Initiative logrará consolidarse como un nuevo paradigma de cooperación global o si terminará profundizando la fragmentación de un sistema internacional ya debilitado por rivalidades y desconfianzas.