28/09/2025 - Edición Nº964

Opinión


Apoyo condicionado

Recibió un espaldarazo , ¿Tendrá muñeca?

28/09/2025 | El respaldo financiero y político de Estados Unidos fortalece al gobierno de Javier Milei en el plano internacional, pero deja al desnudo su debilidad interna: sin muñeca política, la espalda externa puede transformarse en un lastre.



El respaldo explícito que Estados Unidos le acaba de otorgar al gobierno de Milei —a través de negociaciones para el apoyo financiero, compras de deuda, créditos condicionales— le da una espalda externa pocas veces vista en un presidente argentino. Pero esa espalda no exime de exigencias: al contrario, pone aún más foco en su capacidad para gobernar, en su muñeca para negociar, en su margen para corregir. Tener el apoyo de Washington desnuda los errores con más claridad: no alcanza con que el mundo te empuje, se espera que vos respondas con acción política interna robusta.

Parrafo aparte: Washington ya no es lo que era y esa constatación se refleja en su esquema de alianzas en los conflictos internacionales. Mientras Europa mantiene ciertos matices y distancia respecto, por ejemplo, el Estado de Israel —con críticas abiertas a la expansión de asentamientos y llamados reiterados a un alto el fuego en Gaza—, Estados Unidos sigue sosteniendo un apoyo casi irrestricto al gobierno israelí, con financiamiento militar directo y con bloqueos sistemáticos en Naciones Unidas a resoluciones que buscan limitar el accionar bélico. El alineamiento automático de Argentina a EEUU, que en otro tiempo podía camuflarse como equilibrio geopolítico, hoy lo vuelve un aliado mucho menos neutral y mucho más evidente: ya no es árbitro, es parte del juego. Y ese corrimiento lo convierte en un socio de peso, pero también en un actor cuyas decisiones ya no ofrecen el resguardo imparcial que supo invocar en el pasado.

Desde EEUU ya le piden varios movimientos concretos al gobierno de Milei: ampliar la coalición política, incorporar perfiles técnicos al gabinete, moderar el estilo confrontativo, evitar ruinas institucionales con DNU indiscriminados y recomponer vínculos con los gobernadores. No es un favor desinteresado: es una apuesta condicionada, un mandato tácito de que su presidencia debe funcionar con disciplina, diálogo y gobernabilidad.

Y ahí radica el vértigo: si no demuestra muñeca —es decir, capacidad real para consensuar, corregir, tolerar la contradicción— ese espaldarazo será un palco vacío. Estados Unidos puede respaldar, pero no puede gobernar. Ese peso adicional exige resultados y legitimidad interna. Quien hoy tiene espalda externa necesita urgentemente muñeca doméstica.