
La pelea judicial por YPF en Estados Unidos sumó un capítulo inesperado. Tres gobernadores de provincias accionistas de la petrolera –Alfredo Cornejo (Mendoza), Ignacio Torres (Chubut) y Claudio Vidal (Santa Cruz)– decidieron dar un salto y avanzar con una ofensiva penal contra la familia Eskenazi, cuyo desembarco en la compañía en 2007 dio origen al litigio millonario.
La estrategia busca que el Departamento de Justicia norteamericano investigue las condiciones de aquella compra de acciones por parte del Grupo Petersen, operación que los mandatarios califican de fraudulenta. Si prospera una causa penal, podría frenar la ejecución civil que la jueza Loretta Preska instruye y que obliga a la Argentina a pagar unos US$16.000 millones al fondo Burford Capital.
En paralelo, un contraste empieza a quedar en evidencia: mientras Cornejo, Torres y Vidal se mueven en tándem, los gobernadores de Río Negro, Alberto Weretilneck, y de Neuquén, Rolando Figueroa, hasta ahora mantienen un llamativo silencio. Sus provincias también son accionistas minoritarias de YPF, pero no definen si acompañarán la jugada.
Ese mutismo genera ruido político en el bloque de mandatarios. La lectura de sus pares es que Weretilneck y Figueroa, protagonistas de dos distritos clave en la matriz energética, “miran para otro lado” pese a que el fallo amenaza con golpear directamente la caja provincial.
La inacción resulta más notoria cuando se recuerda que el fallo de Preska se basa en el esquema de compra que financió al Grupo Petersen con los propios dividendos de YPF, un mecanismo avalado por la Casa Rosada en 2007. Para los mandatarios que sí avanzan, no hay margen para tibiezas frente a una sentencia que compromete a toda la Argentina.
Mientras la Procuración del Tesoro apuesta a revertir el fallo en la Corte de Apelaciones de Nueva York, la ofensiva de Cornejo, Torres y Vidal abre un nuevo flanco: llevar el caso al terreno penal. La pregunta que queda flotando es si Weretilneck y Figueroa se animarán a dejar el silencio, o si confirmarán que en la Patagonia algunos prefieren no arriesgar, aunque el costo sea alto.