
El presidente Donald J. Trump dio hoy un paso firme en la arena diplomática al recibir al primer ministro Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca, con la clara intención de asegurar su apoyo al plan estadounidense para poner fin al conflicto en Gaza. La visita, cargada de expectativas, refuerza la imagen de Washington como árbitro central en Oriente Medio.
Durante el encuentro, Trump subrayó que su administración ha trabajado intensamente en un marco viable de paz: un plan de 21 puntos que combina la liberación de rehenes, un alto al fuego inmediato y la reconstrucción gradual del territorio. El mandatario expresó sentirse “muy confiado” en que Israel aceptará el acuerdo.
Netanyahu, por su parte, insistió en que la campaña militar israelí continuará contra Hamas en sus bastiones finales, pero enfrenta una decisión estratégica: alinearse con la propuesta de Washington y garantizar un cierre diplomático que pueda consolidar la estabilidad regional.
La recepción de Trump a Netanyahu, marcada por un apretón de manos frente a la Casa Blanca, envió una señal clara sobre la fortaleza de la alianza bilateral. Lejos de limitarse a gestos, el presidente estadounidense busca situar a su país como el actor que traduce la presión internacional en un resultado político tangible.
El plan no solo responde a necesidades de seguridad inmediata, sino también a la exigencia de los socios regionales. Países como Emiratos Árabes Unidos ya han instado a Israel a aceptar el marco propuesto y han advertido sobre los riesgos de mantener planes de anexión en Cisjordania. El respaldo árabe amplía el margen de maniobra de Trump y le otorga a Israel un contexto favorable para negociar sin perder legitimidad.
El impulso estadounidense envía también un mensaje de firmeza a la región: EE. UU. no permitirá que las negociaciones se diluyan en retórica vacía. Al plantear un esquema que incluye seguridad, reconstrucción y gobernanza, la Casa Blanca ofrece un camino distinto al de los ciclos de violencia y treguas frágiles.
Para Israel, aceptar el plan de Trump no significa ceder en su seguridad, sino consolidar su posición internacional bajo el paraguas de su mayor aliado. La decisión de Netanyahu marcará el tono de la relación con Washington y definirá cómo quedará posicionado Israel frente a sus vecinos y frente a la comunidad internacional.
President Donald J. Trump welcomes @IsraeliPM Benjamin Netanyahu back to the White House. 🇺🇸🇮🇱 pic.twitter.com/nQAsLP6b3Z
— The White House (@WhiteHouse) September 29, 2025
La reunión en la Casa Blanca confirma a Trump como protagonista de la diplomacia regional y refuerza la idea de que Washington busca resultados concretos, no promesas. Para Netanyahu, este encuentro abre una oportunidad histórica: sumarse a un plan que puede cerrar un ciclo de conflicto en Gaza y proyectar a Israel como un actor pragmático y confiable. En un escenario complejo, la dupla Trump‑Netanyahu emerge como el eje de un posible cambio de rumbo en Oriente Medio.