17/11/2025 - Edición Nº1014

Internacionales

Crisis sanitaria

Pacientes sin medicinas: la promesa incumplida de Sheinbaum

30/09/2025 | El gobierno mexicano asegura un abasto casi total, pero pacientes y médicos denuncian faltantes que afectan cirugías y tratamientos oncológicos.



El inicio de la administración de Claudia Sheinbaum se ha visto marcado por un desabasto persistente de medicamentos en hospitales públicos de México, contradiciendo la versión oficial que insiste en que el suministro se acerca al 100%. Testimonios de pacientes y médicos confirman que los faltantes van desde analgésicos básicos hasta tratamientos especializados, generando una tensión creciente entre la narrativa gubernamental y la realidad en los hospitales.

En el último trimestre, diversos hospitales del IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar reportaron la suspensión de cirugías y la necesidad de racionar insumos tan elementales como el paracetamol. Familias enteras se han visto obligadas a comprar por su cuenta medicamentos que deberían estar garantizados, mientras los oncólogos alertan que algunos pacientes han debido cambiar a esquemas menos eficaces debido a la falta de fármacos oncológicos.

Un discurso en disputa

Desde la Subsecretaría de Salud se asegura que el desabasto es un problema prácticamente superado y que los niveles de cobertura alcanzan cifras cercanas a la totalidad. El subsecretario Eduardo Clark incluso presentó datos oficiales que exhiben a más de una docena de proveedores por incumplimiento, amenazando con inhabilitarlos en futuras licitaciones. No obstante, en los pasillos hospitalarios la percepción es distinta: el acceso real al medicamento no corresponde con las cifras mostradas en conferencias.

La industria farmacéutica, a través de la Canifarma, sostiene que los problemas no se deben a falta de producción, sino a deudas acumuladas y retrasos en pagos del sector público, además de adjudicaciones otorgadas a empresas sin capacidad logística. Según su versión, el discurso gubernamental invisibiliza un problema financiero y administrativo de fondo que termina impactando en el paciente.

El fracaso de la megacompra

La administración había apostado por una megacompra 2025–2026 que contemplaba más de cuatro mil claves de medicamentos. En enero se adjudicó alrededor del 73% de las piezas planeadas, pero meses después el proceso fue anulado por irregularidades y sobrecostos. Ello obligó a una reposición de compras fragmentadas y a la asignación directa de contratos, lo que derivó en retrasos que hoy se reflejan en las farmacias hospitalarias.

La cancelación evidenció la falta de capacidad institucional para manejar adquisiciones de gran escala tras el desmantelamiento de esquemas previos. La improvisación en la logística ha creado cuellos de botella que afectan el flujo de medicamentos desde los almacenes hasta los consultorios, con consecuencias visibles en la atención médica.

Impacto en pacientes y hospitales

Los médicos reportan que la falta de antibióticos ha obligado a retrasar tratamientos críticos y que varios pacientes han tenido que acudir a farmacias privadas para continuar con sus terapias. La escasez golpea con fuerza a los enfermos de cáncer, quienes no siempre pueden costear los medicamentos de sustitución. En algunos hospitales, incluso las salas de urgencia enfrentan carencias de insumos básicos como sondas o material para nebulización.

En paralelo, los directores hospitalarios admiten que los tiempos de surtido se han alargado significativamente. Lo que antes era cuestión de días puede demorar ahora semanas, lo que implica un riesgo directo en la continuidad de la atención. Esta situación se ha agravado con la presión de familiares que denuncian públicamente los faltantes y cuestionan la efectividad del sistema.

La raíz del problema

El rediseño de las compras públicas iniciado en 2019, bajo el argumento de combatir la corrupción, desmanteló mecanismos previos sin que se consolidaran nuevas estructuras sólidas. La transición hacia organismos como Birmex y el INSABI, ahora absorbido, dejó una brecha de experiencia que sigue sin resolverse. Los cuellos de botella logísticos y la ausencia de criterios realistas para adjudicar contratos han multiplicado los fallos.

A ello se suman las tensiones financieras entre el gobierno y la industria. La falta de certeza en los pagos genera un círculo vicioso: los proveedores incumplen, el gobierno los sanciona, pero los hospitales continúan sin medicamentos. En este escenario, la transparencia de la información se convierte en un elemento clave para recuperar la confianza de médicos y pacientes.

Un gran problema 

El desabasto de medicamentos se ha transformado en un problema estructural que no se soluciona con cifras oficiales ni con conferencias de prensa. La brecha entre lo que se informa y lo que se vive en los hospitales erosiona la confianza en el sistema de salud y plantea un desafío central para el gobierno de Sheinbaum.

La salida requerirá regularizar pagos, fortalecer la logística de distribución y establecer tableros de transparencia que muestren el abasto real en cada hospital. Mientras tanto, miles de pacientes seguirán enfrentando un acceso incierto a los tratamientos que pueden definir su calidad de vida e incluso su supervivencia.